Este lunes la Comisión de Desarrollo Económico inició el tratamiento de la Ley de Eficiencia Económica y Fomento del Empleo enviada con carácter de urgente a la Asamblea por parte del presidente Daniel Noboa. Sobre el tema, el editor de Análisis Semanal, Alberto Acosta Burneo, explica las limitaciones y aciertos de la propuesta. Abre debate sobre la posibilidad de que el correísmo busque introducir impuestos a ciertos sectores con criterios políticos antes que técnicos. Para Acosta, esta ley solo compra tiempo para hacer las tareas pendientes en ajustes, pues esta reforma “ni de lejos” arregla problemas fiscales.

¿Cuáles son los temas que se deben analizar en cuanto a la propuesta urgente del presidente Noboa?

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La reforma tiene tres partes: la parte tributaria, zonas francas y alianzas público privadas. En la parte tributaria es importante entender qué está pasando. A octubre ha habido una reducción de la recaudación en un 2,7 % en comparación al año anterior. La previsión de caída de tributos para el 2024 es de $ 900 millones. Esto porque se acaban las contribuciones temporales, se reduce la tasa del ISD a 2 % y también habrá una reducción seguramente por la desaceleración de la economía. La reforma plantea que va a generar unos $ 830 millones netos, por lo que la reforma alcanzaría a compensar más o menos la caída del próximo año. Esto no sirve para cerrar el déficit de $ 5.000 millones, pero al menos ayuda a que no sea mayor el déficit.

¿La reforma se queda corta?

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Para 2025 se abrirá la brecha del déficit. La reforma solo plantea el ingreso extraordinario de la remisión de intereses y multas, esa es su medida estrella. Para 2025 ya no habrá esto. En todo caso, el Gobierno cumple con la promesa de no subir impuestos, pero no soluciona los temas fiscales. El Gobierno compra un año, compra tiempo, para hacer las tareas con esta reforma. En este sentido sería grave que no hiciera las tareas para corregir los problemas fiscales como son focalizar subsidios y ajustar el gasto. Es que el gasto corriente sigue subiendo año tras año. En el último subió $ 1.400 millones.

¿Deberían subirse impuestos?

Hay voces desde el correísmo que plantean subir impuestos. Por ejemplo Rafael Correa dijo que hay que cobrar más impuestos a la banca porque es la actividad que más rentabilidad ha tenido. Esto es falso, porque la banca no es la más rentable. El sector más rentable son servicios administrativos y de apoyo a empresas (35,3 %), seguido por minas y canteras (24,7 %), administración pública (18,4 %) y telecomunicaciones (15,7 %) . La banca recién aparece en el puesto 10 del ranking con 12,3 % de rentabilidad. Así, no se descarta que en la Asamblea se puedan introducir cambios al proyecto de ley. No es correcto, basados en argumentos políticos, incrementar impuestos. En una economía que se desacelera no es lógico subir impuestos, pues le quitaría el impulso.

Pero entonces podría ser que el presidente haya enviado un proyecto sin incremento de impuestos, confiando en que sus aliados van a colocar incrementos.

Tengo esa duda. Sí podría suceder que como iniciativa de los aliados se introduzcan cambios a la propuesta original del Gobierno. Pero hay que tomar en cuenta que hay muchos sectores que no se han recuperado aún de la recesión por el COVID. Subir impuestos les quitaría impulso. Entre esos, por ejemplo, el impuesto al patrimonio.

Pero el impuesto al patrimonio podría gravar a los sectores más pudientes, ¿no sería esto al menos progresivo?

El impuesto al patrimonio es absolutamente inconveniente porque es un castigo a la inversión. El patrimonio crece cuando se invierte, entonces mientras más alto es el patrimonio, el castigo es mayor.

Otro tema que busca esta reforma es el pago anticipado del 3 % de grandes contribuyente. ¿Hay reparos a esto?

El problema del 3 % es que es un promedio. La reflexión ha sido en promedio se paga un 4 %, entonces si le ponemos un 3 % de anticipo no se genera mayor problema. Sin embargo, sí hay problema para las empresas que no pagan eso, sino menos. Pues estas empresas tendrán que destinar esos recursos durante todo el año. Esto significa disminución de capital de trabajo, y luego gestionar que se les devuelva. Esto afectará sobre todo a los sectores exportadores.

Se entiende que estas medidas no son las mejores, pero tampoco hay muchas opciones.

Sería mejor que traten de bajar el gasto, si lograran detener el crecimiento ya sería un avance. Pues al ir creciendo la economía, en términos relativos disminuiría el gasto. Mejor aún, si dejan de tener gastos inútiles. Ecuador está llegando a límites de endeudamiento, el mercado está cerrado, el presidente Noboa se encargó de asustar a los inversionistas con sus declaraciones. Subir impuestos tiene un costo en crecimiento económico. La solución va a venir por el lado de optimizar gastos y focalizar subsidios.

¿Tal vez sea por eso del tema de subsidios que el sector indígena, con Leonidas Iza a la cabeza, empieza con amenazas de paralizaciones?

El Gobierno nos ha mostrado solo una de sus cartas: la carta de la reforma tributaria, y en esta no hay incremento de impuestos y además logra contener la caída de recaudación del 2024. Hay un tema de los APP y de las zonas francas, ambos positivos. El resto de cartas no lo sabemos aún. Solo sabemos que con estas medidas ni de lejos se cubre el déficit fiscal. Tenemos más riesgos con el tema de El Niño, por el ITT se dejarían de percibir $ 778 millones en 2024. Posiblemente las declaraciones de Iza se dan porque se está anticipando a que haya algún tipo de estas medidas.