El estancamiento del empleo es una de las consecuencias de la difícil situación que atraviesa Ecuador, donde solo tres de cada 10 trabajadores tienen un empleo adecuado, los demás se debaten entre la informalidad y el desempleo. En ese contexto, un indicador que también preocupa a analistas es el aumento de la población económicamente inactiva (PEI), que en el lapso de un año sumó más de 200.000 personas entre septiembre de 2023 e igual mes de 2024, llegando a un total de 4,5 millones.

La población económicamente inactiva registra más personas que la cantidad de habitantes que tienen las provincias de Guayas o Pichincha.

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Así lo refleja la última Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu), con cifras a septiembre de 2024, publicada esta semana por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). El informe expone que la tasa de empleo pleno se ubicó en el 36,1 % y el desempleo se mantuvo en 3,7 %. No hubo variaciones estadísticamente significativas en comparación con septiembre de 2023; es decir, la situación no ha mejorado y sigue igual que el año pasado.

La Enemdu define a la población económicamente inactiva como el grupo de “personas de 15 años y más que no están empleadas, tampoco buscan trabajo y no estaban disponibles para trabajar. Típicamente las categorías de inactividad son rentistas, jubilados, estudiantes, amas de casa, entre otros”, indica el documento.

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Analistas consultados observan que dada la compleja situación económica del país, donde el consumo ha caído y las ventas de las empresas están bajas, se puede considerar que dentro de la PEI también están aquellas personas que, por ejemplo, se cansaron de buscar un empleo después de pasar semanas, meses o hasta años sin conseguirlo.

Esta realidad afecta tanto a jóvenes recién graduados, como a personas que quedaron desempleadas y no logran reubicarse debido a que la oferta laboral es limitada y son muchos los que están detrás de una plaza.

En septiembre de 2023 la población económicamente inactiva registró 4′315.758 personas, mientras que en el mismo mes de 2024 se incrementó a 4′533.001. Esto implica que en el transcurso de un año a la PEI se sumaron 217.243 personas más.

“Es un dato súper preocupante”, dice Santiago García, economista y docente de la Universidad Central del Ecuador (UCE), y explica que el crecimiento de la inactividad muestra que, posiblemente, las personas en edad de trabajar no están ingresando a la población activa, donde se encuentra empleo o se busca empleo porque se tiene disponibilidad.

“Lo que estamos mirando es que mucha gente está pasando directamente a la población inactiva. Preocupa muchísimo porque, seguramente, personas que antes estuvieron en la población económicamente activa, ya sea como ocupados o desocupados, simplemente han abandonado toda esperanza de encontrar trabajo”, describe.

Las personas en la inactividad requieren un sustento para subsistir y ello lo podrían encontrar en sus familiares, parejas o en asistencia social, apunta García.

Mientras que la población económicamente inactiva se incrementó de manera exponencial, las cifras de la encuesta de empleo revelan detalles llamativos en otras categorías respecto de los datos de septiembre de 2024 frente a igual mes de 2023.

La población en edad de trabajar (PET), conformada por todas las personas de 15 años y más, aumentó 179.357 personas, lo que es menos del crecimiento de la PEI.

Disminuyó la población económicamente activa (PEA), que son las personas de 15 años y más que trabajaron al menos una hora en la semana de referencia de la encuesta, o que tuvieron un trabajo, o no tenían empleo pero estaban disponibles para trabajar y buscan empleo. Esta categoría se redujo en 37.886 personas.

También se contrajo en 37.587 personas la población con empleo, que son las personas de 15 años y más que, durante la semana de referencia, se dedicaron a alguna actividad para producir bienes o prestar servicios a cambio de remuneración o beneficios.

Ángel Maridueña, economista y profesor de la Universidad Estatal de Milagro, explica que hay menos empleo y menos desempleo, “y eso se debe a que cada vez hay menos población económicamente activa y estamos en máximos históricos de inactividad”.

Lo dice porque en 2024 la población inactiva ha alcanzado picos históricos. Por ejemplo, en febrero pasado sumó 4,8 millones de personas, algo que no se había visto en al menos los últimos 17 años, según los registros del INEC desde el año 2007.

Maridueña anota que el incremento de la inactividad se puede leer como un efecto de “trabajador desanimado”. Las personas en la inactividad “ni siquiera están haciendo algo o no van hacer algo ingresar a la población económicamente activa; es decir, hay gente que realmente no encontró trabajo o que tenía un trabajo pero no era conveniente para su subsistencia”.

“Valorando el esfuerzo, quizá alguien dirá que más gana cuidando a sus hijos que buscando trabajo”, comenta el experto.

Acota que las cifras laborales de septiembre reflejan lo que ya vienen anticipando otros indicadores económicos de cara al tercer trimestre del año, los cuales exponen que las ventas locales están cayendo, que los créditos del sector privado no crecen a un ritmo adecuado. Por ello, dice Maridueña, “se esperaría un tercer trimestre no tan oneroso, más aún con los cortes de energía”. (I)