“El nivel de la represa Mazar se encuentra cerca de su límite mínimo y las proyecciones indican que es necesario tomar decisiones inmediatas y firmes para evitar un colapso en el sistema eléctrico nacional”. Este es parte del último mensaje que dio Antonio Goncalves como ministro de Energía y Minas, al anunciar en cadena nacional la reprogramación de los cortes de hasta diez horas.
La cota máxima del embalse de Mazar es de 2.153 metros sobre el nivel del mar (m s. n. m.), mientras que la mínima es de 2.098 m s. n. m., según la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec); sin embargo, los expertos indican que la mínima es de 2.115 m s. n. m., porque se deben considerar los sedimentos.
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Cuando se iniciaron los apagones en Ecuador, el pasado 23 de septiembre, Goncalves indicaba que “la tarea estratégica era mantener el embalse de Mazar para poder tener control sobre el sistema energético nacional, poder tener control sobre los cortes y las horas de los cortes que se necesitan para mantener ese nivel”. Y este mensaje ha sido repetido en varias ocasiones.
De acuerdo con el ministro, “cuando llegue a 2.110 metros perdemos el control, donde se pueden cerrar las dos turbinas y a partir de ese momento dependemos exclusivamente de lo que llueva”.
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El embalse de Mazar, que se encuentra en Azuay, en el sur de Ecuador, alimenta a los de Amaluza y Sopladora, que están aguas abajo. Estas represas contienen el agua para el Complejo Hidroeléctrico Paute Integral, conformado por las centrales Mazar (embalse Mazar); Molino (embalse Amaluza) y Sopladora (embalse Sopladora), que juntas aportan con 1.757 megavatios (MW) al Sistema Nacional Interconectado (SNI).
Cota de Mazar
Para este miércoles, 9 de octubre, a las 12:00, la cota de Mazar se ubicó en 2.113,07 metros. A inicios de mes, el 1 de octubre, se ubicó en 2.118,97 metros, y en lo que va del mes, la más alta fue el 3 de octubre con 2.119,9 metros, es decir, hay una baja de 6,83 metros.
En el 2023 la cota promedio para el mismo 9 de octubre fue de 2.128,97, según datos de Celec.
El día que empezaron los apagones, el pasado 23 de septiembre, la cota promedio estuvo en 2.117,63 metros. Cuando el ministro visitó Mazar, el 17 de ese mismo mes, se registró en 2.121,6 metros. En promedio, la cota de septiembre ha sido de 2.139,28 metros, mientras que en septiembre del 2023 se ubicó en 2.150,84 metros, es decir, hay una baja de 11,56 metros.
En lo que va del año, sin contar octubre, la cota más alta fue en agosto con 2.152,22 metros, mientras que la más baja fue en abril, mes que también hubo apagones, con 2.117,52 metros.
En 2023 la cota más baja fue en noviembre, cuando llegó a 2.115,84 metros.
Energía de Mazar
Por otro lado, en cuanto a la producción de Mazar, de acuerdo con los datos de Celec, para este 9 de octubre, a las 13:00, fue de 55,92 MWh, esto tras reanudar su operación a las 09:00 de hoy, porque en la madrugada no estuvo operativa. Según el reporte, solo a la 01:00 trabajó y muestra 2,2 MWh.
Mazar retomó sus operaciones el 4 de octubre. En lo que va del mes, hasta las 13:16 de este miércoles 9 de octubre, considerando que los primeros tres días no estuvo generando, produjo 10.425,6 MWh; en septiembre fue de 54.504,33 MWh, frente a los 60.282,65 MWh de septiembre del 2023; y en octubre del 2023 generó 59.079,06 MWh.
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Peligro para turbinas
Si llega al nivel mínimo significa que deben dejar de operar las turbinas, indica el expresidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos del Ecuador Andrés Oquendo.
Con este criterio concuerda el exgerente de Instituto Ecuatoriano de Electrificación (Inecel) de 1972 a 1975, Nicolás Romero Sángster, quien indica que no es que está en riesgo, sino que si baja a un nivel determinado ya no existe agua para generar y lo que puede arrastrar el poco de agua que queda son los sedimentos, que pueden dañar las turbinas generadoras, y “en ese momento hay que pararlas y la generación no puede seguir”.
Problema en cascada
Los expertos indican que se debe tomar en cuenta que tanto las centrales Molino y Sopladora están aguas abajo y funcionan como una “cadena” y el “problema es en cascada”.
Oquendo indica que la primera generadora de energía que está en Mazar es pequeña comparada con las centrales Molino y Sopladora, el problema es que si no pasa agua por Mazar no llega para Molino ni para Sopladora, porque es como una cadena, no es que al dejar una turbina de Mazar se pierde la energía correspondiente a Mazar, sino que se pierde mucho más, porque no sigue la cadena de las otras dos generadoras.
Romero Sángster, quien también fue director ejecutivo de la Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Río Guayas (Cedegé), agrega que Mazar acumula agua y se la pasa a Molino y Sopladora, y el “problema es en cascada”.
Oquendo, quien además fue presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Pichincha, indica que si bien se realizan los cortes, al final no están dando resultados, esto es porque tanto en el sector residencial como industrial -que son resilientes- se acoplan a estos cortes, pero al momento del corte dejan de hacer sus tareas y al retomarlas, cuando vuelve la energía, la demanda crece mucho más allá de la normal.
En ese contexto, indica que el uso del agua de los embalses en los momentos que hay energía en ciertas partes es mucho más alto y hace que baje significativamente el nivel del embalse, lo que viene a dar como que prácticamente no hay cortes.
Romero añade que se debe analizar que el problema no es Mazar, sino el problema total eléctrico, hay doce hidroeléctricas en el país y deberían estar trabajando bien. “Está Coca-Codo Sinclair, Agoyán, Pucará, Minas de San Francisco, etc., el problema es general, no es solamente Mazar. Lo que ocurre es que Mazar es más confiable que el proyecto este que hizo (Rafael) Correa de Coca-Codo Sinclair con todos los problemas que tiene, pero no hay que concentrarse en Mazar, lo que hay que ver es todo el sistema hidroeléctrico del país, que en este momento está sufriendo por la sequía”, señala.
Para el analista energético Darío Dávalos, ante la situación del sector energético a nivel general, las autoridades deberían tener una comunicación más eficaz. Cita como ejemplo que tras el anuncio de este miércoles de que habrá cortes de hasta diez horas en esta semana, la pregunta es ¿qué va a pasar después del domingo 13 de octubre?, porque el panorama tampoco es alentador, sobre todo porque se depende de condiciones climáticas que no favorecen para que los embalses puedan recuperarse.
Aunque el ahora exministro Goncalves mencionó que “están evaluando todas las mejores opciones”, las alternativas que hay no son inmediatas, dice Dávalos. Y que el anuncio que se dio ahora bien pudo darse ayer, es decir, que haya una comunicación de manera más frecuente dada la coyuntura actual y para que de esta forma la ciudadanía pueda tener más certeza. (I)