A un año de los apagones que afectaron a Ecuador en 2024 y que generó pérdidas para el sector productivo, entre ellos el acuícola, este sector ahora busca una ruta para llegar a la sostenibilidad energética a través de la electrificación de sus procesos productivos y no depender de la red estatal.

Para esto, Sustainable Shrimp Partnership (SSP) y la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA) lanzaron este martes 23 de septiembre Energy Working Group, grupo de trabajo en energía, un espacio técnico de diálogo y coordinación que reunió en una primera mesa de trabajo a más de 30 representantes del sector con el fin de identificar los “cuellos de botella” que se deben solucionar para llegar a una transición energética con soluciones viables y escalables.

Además se mostraron cifras y resultados de un estudio realizado por expertos, como la exministra de Telecomunicaciones Vianna Maino, el exministro de Energía Iván Rodríguez y el experto académico Ney Barrionuevo. En este espacio, Rodríguez advirtió que “el problema de la generación de energía es un juego de niños al lado de lo que falta en transmisión y distribución”.

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El exministro de Energía Iván Andrade fue uno de los expertos que intervinieron en la mesa técnica. Foto: Peter Tavra Franco

En este sentido, José Antonio Camposano, presidente de la CNA, señaló que actualmente por las acciones del Gobierno la crisis energética está controlada. En paralelo a esto, destacó que el sector camaronero ya tenía un plan de distribución de energía para que las camaroneras del Ecuador migren del diésel a la energía eléctrica, pero asimismo indicó que es evidente que el país no genera la suficiente energía para atender la creciente demanda de la industria camaronera.

Demanda de las fincas camaroneras va de 1.000 a 1.500 megavatios

De acuerdo con el dirigente, existen estudios que indican que la demanda actual de energía del sector camaronero solo en las zonas de producción de camarón se ubica entre los 1.000 megavatios y 1.500 megavatios.

“Hay fincas que pueden demandar de 12 a 18 megavatios en sus momentos picos, hay fábricas de alimento balanceado que pueden fácilmente demandar entre 12 y 20 megavatios, empacadoras entre 8 y 1 megavatios. Estamos viendo que a lo largo de la cadena del sector camaronero hay eslabones que demandan una cantidad considerable, por eso somos los primeros en decir: queremos poner el hombro para no ser uno de los sectores que se detengan en el caso de que tengamos que enfrentar una próxima crisis”, señaló Camposano.

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Ante esta situación, el primer paso de esta mesa técnica es reunir la demanda energética: productores camaroneros, procesadores y sectores relacionados, como las fábricas de alimentos, para cuantificar la demanda actual y proyectarla geográficamente.

Una vez que se levanten estos datos en los próximos días se realizará otra mesa con los oferentes de energía, es decir, generadores, distribuidores y comercializadores.

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“La intención es cruzar esa data y poder tener una hoja de ruta que nos permita ir al Gobierno y decirle: estos son los proyectos que pudieran generar energía para el sector, estas son las obras de infraestructura que se requieren para distribuir y comercializar esa energía y estas son las normativas que al día de hoy no permiten que como inversión privada podamos avanzar aceleradamente en ese objetivo”.

El titular de la CNA recalcó la intención de invertir del sector privado, e incluso muchas empresas han dejado de invertir en áreas de procesamiento para hacerlo en generación de energía, porque no esperan que el Estado atienda el 100 % de la demanda energética del sector camaronero, sino que los privados buscan ser un actor activo en ese proceso que les permita acelerar esa migración y garantizar un fluido eléctrico seguro y permanente para sus actividades.

“Lo peor que podría pasar es tener a un sector privado interesado en moverse hacia una matriz energética más limpia, pero normativas que no viabilicen ese proceso. Es evidente que la inclusión casi exclusiva del sector público en un servicio estratégico como la energía eléctrica derivó en que tengamos una crisis energética gracias a decenas de obras de infraestructura energética abandonadas por muchos años y que le correspondió a este Gobierno atender esa emergencia, no podemos permitir que eso se repita”, analizó Camposano.

Hubo un plan para electrificar 55.000 hectáreas de fincas camaroneras con $ 200 millones provenientes de un crédito del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) para que el Gobierno pueda ampliar la red eléctrica en cinco provincias. El financiamiento estuvo destinado desde el 2019, pero el contrato recién se suscribió en 2023. Camposano indicó que se logró electrificar solo el 10 % de las fincas camaroneras en el país.

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En cuanto a los beneficios de la electrificación, explicó que más que una ventaja en los costos por la migración del diésel a la electricidad -el subsidio al diésel para el sector camaronero se eliminó en diciembre del 2022 en el gobierno de Guillermo Lasso-, el principal aliciente es el acceso a tecnología que hace mucho más eficiente la producción como la big data o la inteligencia artificial.

“El poder acceder a este tipo de tecnologías, poder ser más eficientes, salir de esquemas ineficientes de energía, como pueden ser los motores a diésel, son atractivos que vuelven interesante para un inversionista, para un camaronero, dejar de invertir en un área de su finca para dedicarse a la transformación de la matriz energética”, señaló Camposano.

Impacto de subsidio del diésel llega por el lado del transporte

En cuanto a la eliminación del subsidio al diésel que impacta en todas las actividades productivas, en la camaronera es exclusivamente por los incrementos del costo del transporte.

Camposano indicó que en una reunión con autoridades del Gobierno y representantes del sector transportista se reconoció que este cambio en las estructuras de costos puede derivar en un cambio en las tarifas de los servicios de transporte.

Los camaroneros “lo vivimos permanentemente, incremento de costos por diversas razones, incluida la inseguridad -$ 100 millones anuales- y nos toca ver cómo ajustarnos. Pero lo que no puede pasar es que ese ajuste sea desproporcionado frente al incremento del costo, ese fue el único pedido que hicimos, porque sabemos que sería ilógico decirles ‘aguántense ustedes el golpe’, aun cuando al sector exportador le toca muchas veces buscar esas eficiencias, porque nosotros no podemos trasladar los incrementos de costos a la libra de camarón”, comentó. (I)