El jueves 9 de enero se cumplirán 25 años desde que Ecuador dolarizó su economía y dejó atrás el sucre como su moneda oficial. La dolarización fue instaurada en el gobierno del entonces presidente Jamil Mahuad, quien anunció la medida el 9 de enero del año 2000.

Antes que el régimen tomara la decisión, en foros académicos y gremiales ya se planteaba la dolarización como el instrumento necesario para frenar la precipitada crisis económica que ahogaba al país en la década de los 90.

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El economista Pablo Lucio Paredes formó parte del grupo de ciudadanos que impulsaron la dolarización en Ecuador. En el 2000 era profesor en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol). Ahora es director del Instituto de Economía de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y analiza lo que ha significado la dolarización para el país en estos 25 años.

¿En qué momento se comenzó a pensar en la dolarización como una salida real a la crisis? ¿Cuál fue su rol dentro del grupo que ideó esta iniciativa?

Creo que hubo propuestas desde 1998, quizás antes. Pero, a mi entender, el libro de Franklin López Buenaño, profesor ecuatoriano en Tulane University, Nueva Orleans, Por qué y cómo dolarizar, fue clave. Y lo fue también el que Dora de Ampuero, directora del IEEP, y Joyce de Ginatta, que en paz descanse, lo empujaran decididamente. Alrededor de ellos tres se formó un grupo que apoyó el tema de varias maneras, y yo era uno de los miembros de ese grupo de convencidos.

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Se habla de que en ese momento había tres alternativas para enfrentar la crisis; la dolarización era una de ellas. ¿Cuáles fueron las otras dos y por qué la dolarización terminó prevaleciendo?

Posiblemente se habló, uno, de aplicar una disciplina monetaria más estricta —foro alternativo con Alberto Acosta y Rafael Correa, y de alguna manera también el Banco Central del Ecuador—; o dos, la convertibilidad, que es en esencia una regla monetaria muy estricta. Ninguna de estas dos alternativas hubiera funcionado, porque era enorme la desconfianza en el sucre y todo lo que se hacía a su alrededor; las reglas hubieran sido violadas. Se optó sanamente por la dolarización, porque esta no constituye una regla que se puede violar, sino un cambio radical, en que se elimina el sucre y se adopta una mejor institucionalidad, la del dólar.

Al cumplirse 25 años de la dolarización, ¿cuáles han sido los principales pros y contras? ¿Qué ha pesado más?

Los pros son inmensamente importantes: baja inflación, posibilidad de planificar hacia el mediano plazo, enfoque en productividad y no en especulación financiera, mayor equidad, porque todos los ciudadanos tienen el mismo paraguas monetario, y quitar a los políticos y sus aliados la posibilidad de manipular el dinero en detrimento de los demás. ¿Contras? El no disponer de un factor de flexibilidad para enfrentar shocks diversos…, pero en nuestro entorno esa flexibilidad siempre ha acabado generando peores círculos viciosos. Si de todos esos pros el Ecuador no ha sacado suficiente ventaja no es por la dolarización, sino por nuestras estructuras colectivas perversas.

¿Cuál habría sido la situación de Ecuador si no dolarizaba su economía?

No tengo ninguna duda de que, teniendo en cuenta los shocks que ha sufrido la economía: pandemia, terremoto, caída del precio del petróleo, etc., y la pésima política económica de “raspar la olla” aplicada entre 2007 y 2017, estaríamos ahora en una situación similar a la de Argentina, antes de Milei, con inflación altísima, devaluación constante, incertidumbre elevada y más pobreza.

¿En qué momentos ha estado en riesgo la dolarización y por qué ha logrado mantenerse?

La dolarización puede eventualmente estar en riesgo por dos lados. Uno, directamente, si el Gobierno emite una moneda paralela y obliga a los ciudadanos a recibirla y usarla. Dos, indirectamente, si la economía tiene problemas serios y crece muy poco, insuficiente empleo e ingresos, puede haber la tentación de querer imprimir dinero en exceso para empujar la actividad económica, bajo la errada idea de que más dinero, en lugar de más productividad económica, social e institucional, puede lograr ese objetivo. Ambos factores estuvieron presentes durante el correísmo, incluso se cambió la ley monetaria en esa dirección, pero se mantuvo la dolarización porque hay consciencia de que es el mejor sistema para un país indisciplinado, como el nuestro, y porque la gente siempre mostró su apoyo.

¿Qué medidas se requieren para tener una dolarización sólida?

Hay un tema clave: eliminar el Banco Central para con eso eliminar cualquier mala tentación de manipulación monetaria.

¿Ecuador debe seguir con este esquema de manera permanente o se debe pensar en desmontarlo en algún momento para volver a tener una moneda propia?

La dolarización es una de las pocas fortalezas estructurales, quizás la única, de la economía ecuatoriana y debe mantenerse sin discusión. Nos da un piso sólido sobre el que construir. Debemos tomar como base la dolarización para construir una mejor economía, empujando reformas como la seguridad social, laboral, del conjunto del Estado, apertura al mundo y otros; es decir, creer más en la libertad como eje de desarrollo. Dolarización más libertad es lo mejor que podemos hacer. (I)