En 1894 una mujer que hacía la limpieza en la Embajada alemana, en París, recogió un papel arrugado del basurero y se lo guardó. Ella era una espía francesa. Llevó el memo a sus jefes. El memo no estaba firmado, pero enseguida sospecharon de un oficial francés llamado Dreyfus.

Alfred Dreyfus tenía suficiente rango para acceder a ese nivel de información. Los rumores lo acusaban de ser apostador, tener amantes -a pesar de estar casado-, y vivir holgazaneando. ¡Era el culpable!

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O, al menos, todos creyeron que lo era.

No importó que Alfred Dreyfus insistiera en su inocencia. Tampoco importó la ausencia de pruebas concluyentes. No importó que fuera inocente. Él era el culpable.

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Usted, ¿cuántas veces ha tomado decisiones basado en lo que cree es (y no en lo que es)?

¿Cuántas veces su entorno lo ha llevado a decidir A cuando -en el fondo- sentía que debía ser B?

¿Cuántas veces su nueva estrategia estuvo en conflicto con el “siempre lo hemos hecho así”?

Seth Godin sostiene que la cultura vence a la estrategia, siempre.

Y esto se complica, pues las organizaciones (como la suya) dedican esfuerzo, tiempo y dinero a contratar a personas con habilidades duras para la toma de decisiones. Habilidades medibles. Cuantificables. “Skills” vocacionales.

Las empresas (como la suya) y los gobiernos enfocan esfuerzos de reclutamiento de personal en aquellas variables medibles con un test (o varios). Aptitud analítica, experticia cuantitativa, uso de aplicativos. Y luego se enfocan en las habilidades de la especialización… que un diseñador gráfico pueda diseñar, que un ingeniero civil pueda calcular; que un publicista pueda publicitar… pero, ¿las habilidades “soft”?

Es como si teclear muchas palabras en un minuto fuese tan (o más) importante que sus habilidades de liderazgo o colaboración.

Ahora, Usted puede enseñar competencias o habilidades funcionales; pero, ¿puede enseñar las competencias fundamentales?

¿Liderazgo, comunicación, creatividad, pensamiento crítico son skills innatos? ¿O son competencias adquiribles?

Yuval Harari, en “21 Lecciones para el Siglo XXI” (2019) habla de cuatro habilidades básicas necesarísmas para enfrentar el futuro. Las llama las 4 “C”: Creatividad, Comunicación, Colaboración y pensamiento Crítico.

Si usted piensa en la adaptación cultural -empatía-, habilidades interpersonales, liderazgo, persuasión, colaboración, enfoque, pensamiento estratégico, comunicación oral y escrita, escucha activa o carisma, como habilidades básicas, entonces Usted va a incluirlas en procesos de selección y capacitación (constante) de miembros de su equipo.

Y -recien allí- podrá empezar a crear una estrategia basada en la cultura orientada al consumidor. (O)