Desde el primer día de gobierno del actual presidente Guillermo Lasso se impulsó la política de ‘más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador’. La premisa se reforzó con el anuncio de suscribir acuerdos de libre comercio con las diez economías más grandes del mundo y, de hecho, la visita a China de hace un mes atrás tenía entre sus objetivos presentar la intención de llegar a un acuerdo con ese país. Cintia Quiliconi, catedrática de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) Ecuador, analiza el modelo de apertura que se promueve desde la actual administración, así como los desafíos de llegar a un tratado con el gigante asiático.

El gobierno de Guillermo Lasso maneja un modelo aperturista, ¿qué tan favorecedor es eso para el país?

Eso se va a ver con el tiempo, pero es favorable ya que Lasso está posicionando o refrescando la imagen del país de que no se está apuntando a un solo socio comercial. El Gobierno maneja una estrategia de “no alineamiento activo”, que otros la llaman también pragmática, que es de apostar a firmas de Tratados de Libre Comercio (TLC).

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¿Esta tendencia de apertura se inicia con el gobierno de Lasso o data de años atrás?

Es una tendencia que se inició en gobiernos pasados, pero ahora es mucho más agresiva. Lenín Moreno, por ejemplo, tuvo una alineación mucho más explícita con Estados Unidos –con el que se avanzó en un acuerdo de primera fase– y no se animó a esta estrategia de abanico. En este gobierno, en cambio, hay una tendencia clara de proyectarse y posicionar la imagen de ser un país abierto y liberal en términos de su comercio.

¿Se consideraría una propuesta ambiciosa decir que se estima alcanzar acuerdos con diez países?

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Es algo que marca la tendencia del Gobierno. Es un modelo de apertura que encaja con la ideología liberal de impulsar una diplomacia comercial inspirada en más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador. En el tema de la propuesta de firmar con varios países hay que tener en cuenta que la suscripción de un acuerdo también es una suerte de secuencia, porque durante negociaciones complejas se adaptan cosas dentro de las legislaciones lo que permite seguir hacia adelante con otras en un futuro. Esas complejidades resueltas abren una especie de puerta en la intención de concretar nuevos tratados, que es a lo que apunta el actual Gobierno.

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¿Qué tan probable es para un país como Ecuador alcanzar esta meta de la firma amplia de acuerdos o al menos avanzar en ella?

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Si existe la voluntad política se puede avanzar, pero hay que tener en cuenta cuánto se está dispuesto a ceder en negociaciones y cuánto se está dispuesto a trabajar también dentro del país. Hay que recordar que en muchos de los acuerdos hay ganadores y hay perdedores.

Desde algunos sectores productivos se ha mencionado que el Gobierno al hablar de acuerdos se está manejando solo desde el lado político y no prima lo técnico. ¿Qué tan perjudicial es que no se haga un balance entre esos dos elementos?

En cualquier acuerdo comercial tiene que primar lo técnico, porque es allí cuando se analiza cuánto uno puede sacar de ventajas y desventajas. Es primordial el análisis técnico muy fuerte desde el lado gubernamental. Algunos de estos análisis manejan modelos de equilibrio general que se utilizan para ver cuáles serían los efectos en diferentes sectores. También está la parte del equipo negociador que debe tener una astucia suficiente para poder negociar fuerte en temas sensibles. Siempre debe existir un análisis técnico previo para generar ese equilibro general que acompañe la intención de un acuerdo.

¿De qué depende que Ecuador saque ventaja de un acuerdo con China?

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Que Ecuador vea las potencialidades para bienes de diferentes sectores de exportación, pero también vea lo que sucedería con aquellos sectores que se pudieran ver afectados por el ingreso de productos chinos al Ecuador en cinco o diez años sin ningún tipo de arancel. El problema es el efecto que puede tener el acuerdo en sectores industrializados.

Un tratado de largo aliento entre Ecuador y China requiere cumplir varios pasos

¿Qué tan abierto es China para negociar sensibilidades?

China no suele imponer tantos requerimientos regulatorios, se puede ver cómo ha sido con otros países de la región que ya han firmado acuerdos. Son acuerdos más de bienes por bienes. Al final del día, un punto para considerar es que si no se da un fuerte apoyo en lo interno del país a ciertas industrias que se sabe que van a tener competencia fuerte por el lado de China, al mediano plazo van a terminar perjudicándose.

¿Es decir, temas de competitividad?

Fortalecerla, que es una tarea pendiente. Uno puede negociar periodos largos de desgravación, pero si no se sienta con esos sectores sensibles para apoyarlos en eso que requieren para ser competitivos, probablemente después se lo termine comiendo el socio comercial. Ecuador podría analizar cómo se ha aprovechado y qué resultados ha dejado el acuerdo con China en países como Perú y Chile.

¿Si no se da la apertura, entonces retrocede el país como nación con política proteccionista?

El actual Gobierno tiene claro su objetivo, que es liberalizar el comercio, de hecho, el propio Lasso ha enfatizado el tema de más Ecuador en el mundo de forma reiterativa. Está claro que existe una voluntad política de apertura muy marcada y va a continuar. (I)