La articulación entre los ejércitos y policías asentadas en la frontera colombo-ecuatoriana permite asestar golpes contundentes contra las organizaciones al margen de la ley que delinquen en la zona.

El cierre del puente internacional de Rumichaca y los pasos carrozables de Tufiño, Urbina y El Carmelo no han detenido los delitos que son consumados en esta parte de la geografía binacional.

Sin embargo, las comunicaciones en tiempo real entre las fuerzas del orden de ambas naciones permiten en 30 minutos obtener resultados. Así lo manifestó Oswaldo Forero, comandante del Grupo Militar Cabal de Ipiales.

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“La comunicación diaria contribuye a mitigar los factores de inestabilidad y a enfrentar los delitos que se registran en la zona fronteriza”, explicó el oficial, quien agregó que en los 175 km de la línea binacional que custodia –de los 295 km existentes- mantiene 17 dispositivos móviles con más de 300 hombres.

Franklin Pico, comandante de la Brigada Andes, en Tulcán, señaló que los destacamentos militares en los sitios fronterizos de Tufiño, Maldonado, Chical y El Carmelo cumplen misiones de vigilancia y son la primera voz de alerta.

Comentó que permanentemente patrullas móviles recorren el límite fronterizo con el propósito de salvaguardar la seguridad y soberanía nacional y reconoce que mantienen una constante comunicación con sus homólogos de Colombia.

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El oficial ecuatoriano al referirse a la localización del laboratorio clandestino que estaba escondido en medio de una gran vegetación y un terreno inaccesible, donde producían cuatro toneladas de clorhidrato de cocaína explicó que se produjo gracias al intercambio de información.

Frente a esa infraestructura que está localizada y fue destruida el pasado sábado entre Tobar Donoso y San Marcos (Carchi), en territorio colombiano, fue identificado otro laboratorio y un centro de acopio de similares características por la policía y ejército de Colombia, indicó Merino.

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La pandemia proliferó los pasos irregulares fronterizos. El coronel Oswaldo Forero sostuvo que el cierre de Rumichaca, que ya lleva 202 días, hizo que creciera el número de sitios utilizados para cruzar la frontera de forma irregular, incrementando el cometimiento de varios delitos.

La pandemia puso en marcha el denominado plan Espejo, herramienta geoestratégica militar y policial aplicada entre los dos países que permite desarrollar diferentes acciones con resultados positivos en el corredor fronterizo. (I)