Al menos tres sectores industriales, como metalmecánica, elaboración de autopartes y plástico, retomaron ayer sus labores luego de casi 80 días de confinamiento en Quito, la capital del país, tras pasar del semáforo rojo a amarillo ante la pandemia del coronavirus.

La Secretaría de Desarrollo Productivo del Municipio de Quito estima que unas 90 000 personas pasarán al desempleo como resultado de la crisis.

Además, que las pérdidas representaron alrededor de $1000 millones. La Cámara de Industrias y Producción (CIP) lo calcula en más de $7000 millones. Además, que de los 150 000 empleos perdidos a nivel nacional, alrededor del 60 % corresponderían al distrito metropolitano.

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Pablo Zambrano, presidente de la CIP, hizo una evaluación positiva, pues aseguró que hubo disciplina de la gente para volver a trabajar.

El sector formal, en la capital de la República, genera alrededor de 950 000 empleos. Menos del 50 % retornarían a sus empleos. En las industrias se hizo un análisis sobre quiénes podrían regresar.

Se determinó, indicó Zambrano, que los mayores de 60 años o con preexistencia de enfermedades continuarán en teletrabajo. Otros sectores como los de manufacturas, en su área administrativa, continuarán en esa misma modalidad.

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Una de las preocupaciones, agregó el dirigente, es el tema del transporte público.

Para operar, en el servicio de transporte se implementaron protocolos de bioseguridad como toma de temperatura, uso de mascarillas. En las unidades municipales, que se vieron semivacías la mañana de ayer, los usuarios se sentaron solos. En los asientos se colocaron cintillos amarillos con la frase “Peligro, prohibido sentarse aquí”, entre otros mensajes.

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Algunos usaron guantes. Quienes cobraban el pasaje de $0,25 usaban mascarilla y protectores faciales transparentes. La ocupación será de hasta el 50 %, según disposiciones.

Para Guillermo Abad, secretario de Movilidad, el 70 % de buses salió a trabajar. A su criterio, el principal objetivo que es evitar aglomeraciones se cumplió. Pero en La Marín, por ejemplo, en el centro de la urbe, no hubo distanciamiento físico para ingresar a las unidades metropolitanas.

Algunos pasajeros contaron en su trayecto con buses operados por empresas privadas.

Rocío Salazar comentó que vino con otros cuatro pasajeros y Carlos Salazar dijo que tomó gel en las manos que había en la unidad. Miriam Sánchez fue a su trabajo con pocos pasajeros, sentada. Contó que los choferes están cubiertos con un plástico y a través de un pequeño círculo se les cancela el pasaje en la mano. Hubo también transporte interparroquial e intercantonal, aunque se notaron pocas unidades.

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En los locales ubicados en los centros comerciales se implementaron anuncios con la cantidad de personas que podían ingresar. En mesas de los patios de comida se colocaron letreros con frases como “Espacio disponible para ti” o “No usar este espacio”. En los baños también se recordó mantener los dos metros de distancia. En el piso se señalizó por dónde caminar. Los pocos compradores así como comensales usaron mascarillas, al igual que los vendedores.

Los centros comerciales populares ubicados en el centro histórico capitalino abrirían la semana entrante. Se dispuso que las personas mayores de 65 años no podrán ir a trabajar, tampoco salir a comprar.

Habrá solo dos dependientes. Deben usar trajes de bioseguridad, botas, gafas.

Hubo gran cantidad de vendedores informales que comercializaban frutas, verduras, mascarillas, zapatos, entre otros artículos. En el sur también se multiplicaron las ventas en las calles. “Si no salimos a trabajar cómo comemos”, argumentó una vendedora.

De acuerdo con las cámaras de vigilancia del ECU911, en varios sectores de la capital hubo masiva presencia de vehículos. Ayer podían circular aquellos con placa impar. (I)