Quienes buscan ingresar al cantón Aguarico deben solicitarlo al Municipio y someterse a un aislamiento preventivo de 14 días en el Coca, el último poblado antes de navegar por el río Napo durante seis horas y llegar a las principales parroquias de esta jurisdicción de la provincia oriental de Orellana.

Cumplida la cuarentena, cada persona se somete a un test de COVID-19, como requisito obligatorio antes de ir a Aguarico. El alcalde Juan Carlos Orellana dice que de esta manera contiene la pandemia. Por eso, este cantón amazónico, que se encuentra entre campos petroleros y la reserva del Yasuní, es la primera y única localidad que se reactiva con semáforo verde desde el 19 de mayo.

“El día en que el presidente declaró el estado de excepción no esperamos un día, nos reunimos y adoptamos esas medidas, acá no ingresa licor, está prohibida la venta”, resalta.

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Por ahora, unas 820 personas han cumplido aislamiento, la mitad son los que incursionan a campamentos petroleros. El 5% dio positivo y se tomaron los recaudos del caso; mientras, otras 300 personas más cumplieron esta semana.

Aguarico, cantón conformado por seis parroquias, dos urbanas y cuatro rurales, se mantiene de las actividades agrícolas, transporte, extracción petrolera y turismo. Este último sector sigue paralizado y se analiza un plan de reactivación con visitantes locales.

En estas comunidades, ubicadas en un área cercana a donde hay pueblos no contactados, ahora se toman previsiones por la lucha contra el virus, que aún no llega en proporciones como ha azotado en el Coca, donde hay más de 145 casos.

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Con las entidades del orden y de Salud se intensifican las charlas de concienciación sobre el virus, ya que la semana pasada se detectaron los primeros tres casos de infectados en una comunidad waorani asentada en Cononaco, parroquia ubicada a 300 km de la cabecera cantonal Tiputini. Esa parroquia pasó a rojo.

Sin embargo, los pobladores, incluyendo su alcalde, están conscientes de que un brote se podría presentar en cualquier momento en las zonas más pobladas y sería letal, ya que apenas tiene tres centros de salud: un hospital básico, un policlínico y un subcentro; los que, según Orellana “no están en capacidades”.

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El cabildo dispuso que solo un representante de cada hogar salga por compras, trámites o trabajo. Una de esas es Carla Ajon, de Tiputini, quien antes de la pandemia organizaba una feria de productos agrícolas con mujeres del sector Vicente Salazar. Ahora ella coordina el abastecimiento de productos para que ellas lleguen a vender tres días por semana, con los debidos cuidados.

“Sí nos estamos protegiendo, así estemos en la semaforización verde hay que cumplir los protocolos, ojalá no nos llegue esa pandemia”, dice.

En los continuos desplazamientos vía fluvial entre Nuevo Rocafuerte, Tiputini y las comunas se ha disminuido el aforo al 50 % en las 100 embarcaciones registradas; asimismo, las 200 motos y los escasos 35 autos circulan con el calendario por las vías de parroquias. La mayoría va a pie.

En la comuna Santa Rosa, de Nuevo Rocafuerte, Daniel Otavalo refiere que retoman actividades agrícolas, en su caso de café y cacao, para no tener más pérdidas. Asimismo, a un par de vecinos, que laboran en petroleras del bloque 43, les pidieron que se mantengan en los campamentos. “Nos estamos controlando así, acá hay médicos, pero no hay capacidad... acá donde cae uno, caemos todos, nos da miedo”, sostiene al recordar que en el Coca les han dicho que el hospital está “colapsado”. (I)

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‘Las medidas van acorde a la realidad’

“Estamos manejando el cantón como si fuera una república y eso ha hecho que estos efectos sean prácticamente sostenibles”, resalta el alcalde de Aguarico, Juan Carlos Orellana, a casi dos semanas de que su cantón se convirtiera en el primero del Ecuador en pasar directamente de semáforo rojo a verde en la emergencia sanitaria por el COVID-19.

Desde la declaratoria del estado de excepción adoptaron medidas de acuerdo con su realidad, al tener el principal ingreso de pobladores y personal de petroleras desde Francisco de Orellana (Coca).

Por ahora, todos los que se movilizan por el río Napo se someten a un triaje. Además, se pide el confinamiento sobre todo de adultos mayores y niños. “Con este ejercicio estamos ambientándonos, retomando actividades, sin perder la confianza de lo que pueda pasar, por eso aumentamos las capacitaciones con el Ministerio de Salud sobre el COVID-19”.

Dice que han entregado 2700 kits de alimentos y que se coordina con médicos para adecuar albergues con camas y equipos ante un brote.

El apoyo estatal es casi prácticamente nulo, agrega, al referirse a los recursos para enfrentar la pandemia. (I)