Sin ninguna advertencia, el Gobierno no entregó las estadísticas de COVID-19 el 5 de mayo y al día siguiente informó que había menos casos confirmados (29.420) que los reportados en el informe anterior (31 881), lo que provocó desconcierto entre expertos y periodistas.

Como en otras ocasiones, la explicación llegó tarde. El viceministro de Salud, Juan Carlos Solórzano, informó, en cadena nacional, que habían encontrado casos duplicados. Es decir, no se sabe desde cuándo las cifras oficiales tienen errores.

Pero esa incongruencia no ha sido la única en mostrar una debilidad comunicativa. El 24 de abril marcó un antes y un después. Hasta entonces, las cifras nacionales, provinciales y cantonales coincidían.

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El mayor problema eran las pruebas represadas, sin procesar, que llegaron a su pico el 9 de abril, con el 50 % del total de tomadas. Para corregir el desfase, el presidente Lenín Moreno pidió al ministro de Salud que las procesara hasta el 22 de abril.

Días antes de que se cumpliera el plazo, Zevallos y la ministra de Gobierno, María Paula Romo, dijeron en cadenas nacionales que los laboratorios públicos y privados estaban mejorando su capacidad.

Sin embargo, las muestras represadas no bajaron. Se mantenían en alrededor de 13 000.

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El 24 de abril, ya cumplida la fecha tope, ambos ministros informaron que en 24 horas habían procesado casi 22 500 pruebas, una cifra récord. Pero quedaron dudas: ¿de dónde sacaron tantas muestras si un día antes solo había 10 656 represadas? No hubo respuesta.

En los dos días siguientes, el Gobierno no informó sobre las cifras diarias y las cadenas se dedicaron a los preparativos para el distanciamiento. Lo único que dijo Romo es que estaban implementando un “sistema automatizado”. Al final, la respuesta llegó el 27 abril. Las muestras procesadas se dispararon porque se habían agregado los resultados de pruebas rápidas, pese a que no sirven para diagnosticar la enfermedad. Lenín Moreno no volvió a hablar del tema.

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A ello se suma que las pruebas rápidas se incluyen en el consolidado nacional, pero no en el registro de casos en provincias, donde solo consideran los exámenes PCR.

Es decir, la suma de los registros de todas las provincias no coincide con la cifra nacional.

El 8 de mayo hubo otro ajuste y bajó el dato de contagiados. Zevallos reconoció problemas en la anterior plataforma que se estaba usando. (I)