Solo en la primera quincena de abril –en pleno confinamiento– fueron 1 285 000 los clientes de la banca que pidieron diferir sus cuotas de créditos. Así, el pago de unos $3500 millones quedó aplazado.

El 65 % de ellos tienen deudas de consumo (840 000) y el resto corresponde a microempresarios (400 000).

Los datos los hizo públicos el presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador, Julio José Prado, en medio de quejas de quienes consideran que no se está dando la ayuda ofrecida por la emergencia que vive el país y la para laboral que ha contraído la economía a nivel general.

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Prado indica que es falso que la banca esté ganando más dinero en esta crisis. “La utilidad neta de la banca, solo en el mes de marzo, cayó -29 %. La rentabilidad cayó de 12 % al 7,4 %. Y creemos que seguirá bajando. Este es un año para estabilizar la banca, más provisiones, no para utilidades”.

Y agrega: “La banca está estable y es parte de la solución, no del problema. Sin duda estamos sintiendo el fuerte shock del COVID-19, pero estamos listos para enfrentar con técnica, alta liquidez, altas provisiones, alta capitalización. A diferencia de sector público, la banca sí cuidó liquidez”. (I)