Los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), monóxido de carbono (CO), material particulado fino (PM2.5) y dióxido de azufre (SO2) en el aire de Quito, a partir de la cuarentena dispuesta por el Gobierno Nacional para disminuir el contagio de COVID-19, están dos o tres veces más bajos que los registros de inviernos pasados.
Estos datos se reflejan en un estudio sobre la calidad del aire que realiza Rasa Zalakeviciute, docente de la Universidad de Las Américas (UDLA); Renne Vásquez y Daniel Bayas, estudiantes del mismo centro educativo, y Valeria Díaz Suárez, directora de la Red de Contaminación Atmosférica de Quito.
La paralización casi total del sistema de transporte en la capital y a nivel nacional ha contribuido a esta notable disminución. Ya que en esta industria se utiliza diésel, uno de los combustibles más contaminantes.
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“Las principales conclusiones son que hubo una disminución de los contaminantes críticos que afectan a la salud. Todos bajaron los niveles. Los datos que se publicaron primero son de cuando recién empezamos y ahora he revisado, luego de una semana en cuarentena, y los niveles están impresionantes”, dice Zalakeviciute.
El estudio de la UDLA midió la contaminación en varios sitios de Quito.
En PM2.5 los niveles decayeron a la mitad de los registrados en anteriores inviernos. El PM2.5 son partículas muy finas de polvo, cenizas, hollín, metales, cemento, entre otras, que pueden entrar al sistema respiratorio de las personas, incluso pueden llegar a la sangre. Estas partículas hacen que el ser humano sea vulnerable a patologías respiratorias o cardiacas.
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“El NO2, que es un gas tóxico de todo lo que es combustión, decayó en el 70 %. Es un impacto fuerte. Estos contaminantes tóxicos también causan problemas respiratorios”, añade Zalakeviciute.
La Organización Mundial de la Salud establece como máximo en partículas finas 10 microgramos por metro cúbico, pero Quito ha registrado antes del aislamiento social hasta 17.
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La especialista de la UDLA explica que la paralización de actividades de combustión en las industrias de todos los niveles también ha ayudado.
“Si sacas tránsito, si paras cualquier industria que genera gases, incluso hasta asados en casa, se espera una bajada de estos contaminantes y esto se replicará (en otras ciudades). Todos estamos respirando aire más limpio”, señala.
El #Covid19 cambió el mundo y mientras la actividad humana se encuentra en cuarentena, muchos animales que ahora se sienten tranquilos, han comenzado a aparecer en las carreteras del DMQ. Toma precauciones y déjalos cruzar a un lugar seguro. #QuédateEnCasa pic.twitter.com/KPnPhKXEDo
— Municipio de Quito (@MunicipioQuito) March 25, 2020
El #Covid19 cambió el mundo y mientras la actividad humana se encuentra en cuarentena, muchos animales que ahora se sienten tranquilos, han comenzado a aparecer en las carreteras del DMQ. Toma precauciones y déjalos cruzar a un lugar seguro. #QuédateEnCasa pic.twitter.com/KPnPhKXEDo
La pandemia del COVID-19 está dejando duras lecciones. La necesidad de que los gobiernos apuesten por sistemas de transporte más amigables con el ambiente debe ser una prioridad ya que repercute en la salud de la población.
Si tenemos personas que no sufren de patologías respiratorias liberaremos espacios en hospitales y descongestionaremos el sistema de salud. Es mejor tratar a una persona solo por coronavirus y no que tenga enfermedades respiratorias preexistentes, dice Zalakeviciute.
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“Actualmente estamos viviendo (con el COVID-19) un ejercicio que no se da muy seguido, quizá cada cien años. Deberíamos tomarlo como lección para reemplazar todo el transporte a eléctrico, utilizar más bicicleta, energía renovable, quitar impuestos para vehículos eléctricos. Una solución a corto plazo es poner filtros en los escapes desde la industria, que los autos ya tengan”.
Para la investigación se utilizaron datos recogidos por la Red de Monitoreo de la Contaminación del Aire que maneja la Secretaría de Ambiente de la capital. En nueve puntos de Quito hay estaciones que recopilan la información y muestran registros cada hora.
Sin humanos en las calles, el planeta se toma un respiro
Las imágenes satelitales de China, Italia y España, que muestran la disminución de contaminación debido a la paralización forzada que tuvieron que declarar por la pandemia de COVID-19, se viralizaron en redes sociales.
“Hay evidencia de que el cambio está relacionado, al menos en parte, con la desaceleración económica que siguió al brote de coronavirus”, dijo la Agencia Europea Espacial.
Según el Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio, el descenso de la actividad industrial y comercial en China ha producido una caída de al menos el 25 % en sus emisiones de dióxido de carbono.
También se pueden encontrar videos de peces nadando en las aguas que se volvieron cristalinas debido a la ausencia de botes en los canales de Venecia. Incluso, un puma deambuló entre los autos estacionados de Santiago, en Chile.
En Ecuador, el Municipio de Quito alertó a sus ciudadanos de manejar con precaución porque se han observado animales silvestres caminando por las carreteras.
Es obvio que el planeta se está tomando un respiro de la actividad humana y que los animales están paseando por territorios que antes eran su hogar quizá como un llamado a la reflexión.
La emergencia sanitaria ha propiciado la reducción en las emisiones de gases contaminantes y de los que contribuyen al cambio climático. Si bien las repercusiones económicas y sociales generadas por el COVID-19 serán muy fuertes, también nos llevará a repensar sobre nuestros actuales sistemas de producción. (I)