Tortugas, loros, guacamayos, monos o lagartijas son obsequiados en fiestas de cumpleaños en Ecuador. La tendencia negativa de tener animales silvestres como mascotas se mantiene.

Eliana Molineros, directora de Proyecto Sacha, sostiene que en algunos casos las personas desconocen que tener este tipo de animales está prohibido por ley.

La mayoría de los animales que llegan a nuestras instalaciones son por tenencia y tráfico ilegal. En el sector de la Bahía, en Guayaquil, se ofertan estos animales”, señala.

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Los felinos como los tigrillos también son mantenidos en cautiverio desde cachorros para hacerlos dependientes del hombre, dice la experta.

Esta semana un ocelote fue encontrado en un muelle de Durán. El animal tenía sogas y trapos alrededor de su cuerpo. Los especialistas de Proyecto Sacha lo atendieron y determinaron que no tenía heridas de gravedad.

Este tigrillo tiene un comportamiento salvaje y eso es bueno, por lo que fue apto para ser liberado en su hábitat, pero en otros casos no se lo puede hacer debido a la dependencia que desarrollan”, señala Molineros.

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Otro de los problemas que enfrentan ciertas especies salvajes es la animadversión que las personas desarrollan contra ellas.

Un ejemplo de esto son las zarigüeyas que al ser confundidas con ratas reciben todo tipo de agresiones: “Nos llegan casos donde las zarigüeyas han sido tan apaleadas que tienen los ojos reventados y tenemos que sacarlos. Estos animales han sido encontrados en pleno centro de Guayaquil”, sostiene Molineros.

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La expansión urbana que ha mermado el territorio de las especies silvestres en Ecuador ha provocado que el conflicto hombre-animal sea cada vez más frecuente.

Debemos entender que los animales ya estaban en estas zonas y nosotros, los humanos, hemos invadido sus territorios. Cuando veamos un animal silvestre no hay que agredirlo sino avisar a las autoridades para que lo reubiquen”, dice Molineros. (I)