La compra de un televisor suele representar un gasto importante en la economía doméstica, por lo que no es una decisión que se tome a la ligera. 

Aspectos como durabilidad, resolución y tecnología se deben analizar. Lo primero a considerar es el espacio del que se dispone en la casa o el lugar donde funcionará el televisor. 

Si el área es reducida, comprar una pantalla muy grande no dará los mejores resultados ya que no habrá buenos ángulos de visión, indica Rafael Sánchez, experto en tecnología. 

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Por el contrario, si la habitación es grande y el TV es pequeño, se perderán los detalles. “Para un televisor de 55 pulgadas se necesita como mínimo una distancia de dos metros entre la TV y el sillón para poder apreciar la alta definición”, dice el especialista. 

Otro punto para tener en cuenta y quizá uno de los más complejos es el relacionado con la tecnología de la pantalla del televisor, que va más allá de la resolución del aparato. 

Actualmente existen dos tendencias marcadas tanto en el mercado internacional como en el local: LCD con retroiluminación led (y sus derivadas que toman diferentes nombres como QLED, utilizada en los televisores  del gigante tecnológico Samsung) y OLED (cuyo máximo exponente es LG, pero también empresas como Sony y Panasonic incursionan en este campo). 

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La tecnología OLED consigue negros más puros y un mejor nivel de contraste y colores. En cambio, la QLED activa los pixeles de la pantalla de forma individual, lo que mejora el contraste y ofrece excelente calidad de imagen. 

Si bien  esta tecnología eleva el precio de  los televisores, la calidad de imagen y la experiencia del usuario lo justifica. El valor también dependerá de si se adquiere a crédito o al contado. Por ejemplo, un televisor Samsung QLED de 44 pulgadas 4K puede costar en efectivo algo más de $1000, pero si se lo financia a 24 meses, el precio se eleva a $2232. 

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En definición la tendencia actual apunta hacia el  4K (4000 pixeles en horizontal), lo cierto es que solo se aprovechará el  televisor al máximo  si el contenido que se reproduce también está en ese formato. 

 Las televisoras ecuatorianas no emiten contenidos en 4K sino en alta definición. Solo plataformas de streaming como Netflix ofertan series, películas y documentales con este formato, pero en sus planes más costosos. 

Si tu bolsillo te lo permite entonces compra una pantalla 4K, pero si está fuera de tu presupuesto no hay que preocuparse, una pantalla Full HD estará muy bien”, dice Sánchez. 

Que el televisor adquirido sea smart no está en discusión, según el especialista: “Estoy casi seguro de que la gran mayoría de televisores que se venden en Ecuador son inteligentes, pero si le llegan a ofrecer uno sin esta característica, comprarlo no sería recomendable”. 

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Los televisores inteligentes se caracterizan por tener un sistema operativo con aplicaciones como Netflix, YouTube, Spotify, Amazon Prime Video, etc. 

Poseen acceso a internet a través de wifi. De hecho, hay modelos que permiten búsquedas en la web activadas por la voz a través del control remoto. 

Además, algunas marcas desarrollan plataformas propias o utilizan sistemas de terceros. LG tiene WebOS, Samsung utiliza  Tizen y Sony tiene Android TV de Google.

En este caso es importante la marca del televisor, dice Sánchez, ya que la mayoría de productos de empresas no muy reconocidas tardan en actualizar sus sistemas operativos, lo que conllevaría a problemas con el equipo en el mediano plazo. (I)