El presidente de Bolivia, Evo Morales, presentó su renuncia, tras tres semanas de protestas por su polémica reelección y el pedido de las Fuerzas Armadas y Policía.

"Renuncio a mi cargo de presidente para que (Carlos) Mesa y (Luis Fernando) Camacho no sigan persiguiendo a dirigentes sociales", dijo Morales a través de la televisión, aludiendo a los líderes opositores que convocaron protestas en su contra, desatadas el día siguiente de los comicios del 20 de octubre.

"Duele mucho que nos hayan llevado al enfrentamiento. He enviado la renuncia a la Asamblea Legislativa Plurinacional", dijo Morales en una transmisión en vivo.

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---- | #Bolivia: aparentemente el comandante de la Policía Bolivina, Vladimir Yury Calderón, emitió orden de aprehensión de Evo Morales. Por eso es que Evo se habría intentado escapar del país hacia Argentina, pero no fue aceptado en primera instancia. pic.twitter.com/ouN37HJcsD

El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Bolivia dijo el domingo que el mandatario Evo Morales debería renunciar para recobrar la paz tras semanas de violentas protestas contra los resultados de una disputada elección presidencial en la nación andina.

En una declaración formulada en la televisión nacional, el jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, también exhortó a los bolivianos en las calles a que desistan de la violencia.

Inmediatamente después del anuncio, las calles de La Paz se convirtieron en un carnaval, con el estallido de petardos y miles de manifestantes ondeando banderas tricolores bolivianas (rojo, amarillo y verde).

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Vicepresidente también dimite

Morales llegó en la tarde a bordo del avión presidencial al aeropuerto de Chimoré, en el centro del país, acompañado del vicepresidente Álvaro García Linera, quien también renunció a su cargo y a la presidencia del Congreso.

El ministro de Minería, César Navarro, presentó igualmente su renuncia luego de que su casa, también en Potosí, fuera incendiada por un grupo de opositores. Le siguió la renuncia del ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez.

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Morales, de 60 años y quien asumió en 2006, enfrentó tres semanas de protestas en las calles contra su reelección en las cuestionadas elecciones del 20 de octubre.

En las redes sociales se especula que Morales viajaría al exterior, muchos dicen que a Argentina.

La gente sale a las calles de La Paz para celebrar la renuncia del presidente boliviano Evo Morales el 10 de noviembre de 2019.

"Irregularidades"

Bien temprano, la OEA emitió en un comunicado: "La primera ronda de las elecciones celebrada el 20 de octubre pasado debe ser anulada y el proceso electoral debe comenzar nuevamente (...) tan pronto existan nuevas condiciones que den nuevas garantías para su celebración, entre ellas una nueva composición del órgano electoral".

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Según la OEA, "en los cuatro elementos revisados (tecnología, cadena de custodia, integridad de las actas y proyecciones estadísticas) se encontraron irregularidades, que varían desde muy graves hasta indicativas".

La Fiscalía General de Bolivia abrió luego una causa contra los siete miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE), afines al presidente Evo Morales, por su presunta responsabilidad en las irregularidades detectadas por la OEA.

Morales, en el poder desde 2006, había accedido a un cuarto mandato hasta 2025 en primera vuelta con el 47,08% de los votos y más de 10 puntos porcentuales por delante de Mesa (36,51%), según el cómputo oficial objetado por la oposición.

Repercusión internacional

En el Vaticano, el papa Francisco había exhortado en su oración matutina a los bolivianos a esperar en "paz y serenidad" los resultados de la auditoría.

Tras conocerse el resultado, Estados Unidos pidió a la OEA que envíe una misión a Bolivia para asegurar que las nuevas elecciones sean "libres y justas".

En tanto, Cuba respaldó a su aliado Morales y llamó a condenar la "aventura golpista del imperialismo y la oligarquía" en Bolivia, según su cancillería.

"Manipulaciones de magnitud"

Manifestantes antigubernamentales muestran su apoyo a la policía fuera de la sede de la entidad.

Las protestas que estallaron tras los comicios comenzaron en la región oriental de Santa Cruz, la más rica de Bolivia, y se extendieron a otras ciudades, incluida La Paz.

El sábado habían sido incendiadas las casas de dos gobernadores partidarios de Morales, así como la de Esther, hermana del presidente, en Oruro (sur).

El sábado, Morales había convocado a los partidos opositores a un diálogo -al que se negaron-, excluyendo a los poderosos comités cívicos regionales que lo tenían cercado con protestas.

Los paros causaron pérdidas por unos 12 millones de dólares, según cifras oficiales.

La oposición había rechazado la auditoría de la OEA por considerarla una decisión "unilateral".

Además, la oposición reprocha al mandatario que desconociera un referendo de 2016 en el que los bolivianos rechazaron la reelección indefinida. Un fallo en 2017 de un tribunal constitucional afín le permitió ser candidato. (I)