El loro Amazona lilacina necesita de los manglares para descansar en las noches y los bosques secos, a los que vuela cada día, para alimentarse. Estos dos hábitats, que solo se encuentran en la Costa de Ecuador, están muy amenazados.
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Zoológicos locales y extranjeros, con la ayuda de expertos, implementan iniciativa ambiental.
El loro Amazona lilacina necesita de los manglares para descansar en las noches y los bosques secos, a los que vuela cada día, para alimentarse. Estos dos hábitats, que solo se encuentran en la Costa de Ecuador, están muy amenazados.
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Ante el boom de ir a explorar al Támesis, “en el Puerto de Londres han frenado el acceso al lecho del río poniendo cupo de 4.000 permisos activos al año”.
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