Entre las tragedias que vive México por la violencia del crimen organizado está la interminable lista de desaparecidos.

En lo que va de la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), solo la semana pasada se encontraron 337 cuerpos en fosas clandestinas. El mandatario ha prometido combatir la extendida violencia que azota al país.

Los recientes hallazgos ocurrieron en el estado Jalisco, donde fueron encontrados los cadáveres de decenas de personas en tres distintos puntos de la zona metropolitana de su capital, Guadalajara.

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El Gobierno mexicano anunció la creación de un registro nacional de fosas clandestinas, que se han multiplicado en los últimos años por la violencia ligada al narcotráfico, con el objetivo de identificar a desaparecidos y darles un trato digno a los restos.

El subsecretario de Gobernación (interior), Alejandro Encinas, recordó la semana pasada que hasta ahora solo se contaba con un registro de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que de 2007 a 2016 contabilizó 855 fosas con 1.548 cadáveres. Otra investigación de varias ONG señala que de diciembre de 2006 a julio de 2016 se encontraron 1.608 fosas con 3.040 osamentas.

En tanto que una investigación periodística contabilizó 1.978 fosas y 2.884 cuerpos. "La prioridad es dar trato digno a los cuerpos, su identificación, su entrega a los familiares y que tengan un destino digno donde ser depositados", dijo Encinas.

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En marzo pasado, el subsecretario de Gobernación aseguró que en México hay más de 40.000 desaparecidos, mientras que en los servicios forenses hay más de 26.000 cuerpos sin identificar.

Ahora el Gobierno trata de trazar un mapa de los sitios de fosas clandestinas para combatir el problema y ayudar a las familias a encontrar a sus seres queridos.

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Desde que AMLO asumió el cargo el 1 de diciembre, las autoridades con ayuda de activistas y familiares de los desaparecidos han encontrado 222 fosas con restos humanos. El Gobierno ha destinado 25 millones de dólares para las labores y los expertos están utilizando un radar de detección subterránea y técnicas de cartografía computarizadas.

Las organizaciones de narcotraficantes y secuestradores a menudo usan las fosas para deshacerse de los cuerpos de sus víctimas o rivales. Incluso llegan a reusarlas.

Pero el drama no termina con las víctimas, pues los familiares que buscan a los desaparecidos también desaparecen.

Ese es el caso de la familia de María Herrera, de 70 años, quien perdió a cuatro de sus hijos. Dos en Guerrero, en el 2008 y los demás en Veracruz, en 2010.

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María continúa buscando a sus cuatro hijos y a inicios de este año tuvo la ayuda de la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, formada por familiares de desaparecidos, de la que también están pendiente los parientes de los 43 estudiantes de magisterio desaparecidos en septiembre de 2014. AMLO creó una comisión de la verdad para investigar de nuevo el caso.

La iniciativa Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México intenta que se establezcan mecanismos y procedimientos para la búsqueda de los desaparecidos. (I)