Una investigación satelital ha descubierto pequeños pero poderosos remolinos marinos de ‘submesoescala’ que transforman nuestra comprensión de la dinámica océano-clima.
Utilizando datos del nuevo satélite SWOT (Surface Water and Ocean Topography) de la NASA, un equipo liderado por el profesor de Oceanografía de la Universidad de Texas A&M Jinbo Wang, obtuvo una visión clara de estas corrientes difíciles de ver, detalla Europa Press.
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“Por primera vez, podemos observar directamente procesos oceánicos a pequeña escala en todo el mundo”, afirmó Wang en un comunicado. “Y resulta que son mucho más intensos de lo que pensábamos”.
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Un ‘eddie’ es como un pequeño remolino en el océano. Como los de río formándose detrás de una roca, los remolinos en el océano funcionan de forma similar, solo que mucho más grandes y difíciles de observar. Algunos se extienden cientos de kilómetros y ayudan a transportar calor, nutrientes y energía por todo el planeta. Son vitales para el clima, la meteorología y la vida marina.
Si bien los científicos han estudiado durante mucho tiempo las corrientes de grandes remolinos, los más pequeños, llamados remolinos de submesoescala, son notoriamente difíciles de detectar. Estas corrientes, que varían de varios kilómetros a 100 kilómetros de ancho, han sido las “piezas faltantes” del rompecabezas del océano, hasta ahora.
SWOT utiliza un interferómetro de radar de banda Ka para medir cambios sutiles en la altura de la superficie del mar con precisión milimétrica. El instrumento ha revelado patrones de remolinos y olas oceánicas internas, características que, hasta ahora, nunca se habían captado a esta escala desde el espacio.
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“Estas corrientes más pequeñas transportan cantidades de energía sorprendentemente grandes”, explicó Wang. Desempeñan un papel fundamental en el transporte de calor entre las capas superiores y las más profundas del océano, y determinan cómo este sustenta su ecosistema e interactúa con la atmósfera.
Esto significa que pueden influir en las redes tróficas marinas y los patrones climáticos, como la formación y el destino de los huracanes, o el desarrollo de fenómenos como El Niño y La Niña. Estas no son solo características oceánicas, sino que se conectan directamente con los sistemas climáticos que nos afectan a todos, según los autores. (I)