China ha marcado el inicio de la fabricación a gran escala de una innovadora batería nuclear capaz de funcionar durante cinco décadas sin necesidad de recarga.
Este avance tecnológico, impulsado por la empresa Betavolt, promete cambiar radicalmente el uso de la energía en múltiples sectores, desde la medicina hasta la industria aeroespacial.
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Las nuevas baterías nucleares, basadas en la desintegración beta del isótopo Níquel-63, generan electricidad sin emisiones externas y, al culminar su ciclo de vida, se convierten en cobre estable y no radiactivo.
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Este detalle no solo elimina el problema de los residuos peligrosos, sino que convierte la batería en una fuente limpia y potencialmente reciclable.
A diferencia de las baterías tradicionales que requieren recargas constantes, estas unidades están diseñadas para mantenerse activas sin intervención durante 50 años.
☢️ Una empresa china, conocida como BetaVolt Technology, ha anunciado el desarrollo exitoso de una batería nuclear miniatura, que podría mantener funcionando tu futuro teléfono durante 50 años sin cargar.
— MUTUO (@CanalMutuo) January 15, 2024
Estas baterías nucleares podrían aplicarse en diversos campos y… pic.twitter.com/FyEsmvAwDK
Una fuente de energía sostenible
Uno de los aspectos más destacados de esta innovación es su sostenibilidad. A lo largo del tiempo, el Níquel-63 se transforma naturalmente en Cobre-63, un elemento estable que no representa peligro alguno para la salud ni el medio ambiente.
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Esta característica posiciona a la batería como una alternativa atractiva frente a otras tecnologías energéticas que dejan residuos contaminantes.
La tecnología utilizada no es completamente nueva, la NASA y fuerzas militares han empleado sistemas similares durante años, pero su miniaturización para aplicaciones civiles representa una auténtica revolución. Entre los usos inmediatos se destacan:
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- Dispositivos electrónicos personales como teléfonos móviles, relojes inteligentes y sensores autónomos.
- Equipos médicos, incluidos marcapasos y audífonos que podrían operar sin reemplazo durante décadas.
- Infraesuctura en lugares remotos, desde estaciones oceánicas hasta satélites.
- Aplicaciones en defensa y exploración espacial, donde la energía confiable y de larga duración es esencial.
La eliminación de la necesidad de recargar dispositivos cambiaría por completo la forma en que interactuamos con la tecnología, reduciendo la dependencia de infraestructuras eléctricas y aumentando la eficiencia energética en sectores clave.
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