No compararlos con otros y motivarlos a creer en sí mismos son algunos de los pilares que sostienen la dinámica de las clases virtuales impartidas desde el Centro Municipal de Nivelación Académica, un programa reciente de la Empresa Pública de Desarrollo, Acción Social y Educación (EP DASE), cuyas clases arrancaron en junio de este año.

Este programa de refuerzo académico busca apoyar a aquellas familias duramente golpeadas por la pandemia y que, sin embargo, se esfuerzan porque sus hijos alcancen un buen desempeño estudiantil. En la mayoría de los casos su situación financiera no les permite contratar un profesor particular. El programa se convierte entonces en su apoyo gratuito, siempre manteniendo la dignidad del alumno y aumentando de manera constante su autoestima.

De acuerdo con Jorge Acaiturri, gerente general de la Empresa Pública Municipal DASE, para garantizar el éxito del proyecto, el personal académico fue capacitado específicamente en Metodología de enseñanza en línea. “Quisimos darles las herramientas pedagógicas que contribuyan a que la clase sea lo más activa posible y también, por supuesto, sumar especialistas como psicólogas especializadas en educación y psicopedagogas especializadas en trastornos educativos”, explica. “La psicóloga es quien realiza la evaluación inicial para determinar a qué nivel deben ir los chicos y la psicopedagoga realiza el seguimiento necesario”.

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Al cabo de tres meses, los alumnos rendirán una nueva evaluación para determinar qué habilidades han logrado desarrollar y qué dificultades han superado. En caso de que el estudiante ya no necesite continuar reforzando sus lecciones, se abrirán entonces nuevos cupos a través de una convocatoria. El centro cuenta también, gracias a un convenio, con el apoyo de la Universidad Politécnica Salesiana: sus alumnos son ayudantes de cátedra del equipo docente.

El programa consiste de dos clases semanales, de dos horas de duración cada una.

Educación sin marcar diferencias

El formar parte de un programa de ayuda académica podría provocar que el alumno se sintiera en desventaja frente a otros niños o jóvenes de su edad, pero de acuerdo con la psicopedagoga María Paz Savinovich, estas clases virtuales se concentran únicamente en sus metas y en sacarlos adelante sin plantear ningún tipo de comparaciones. “Incluso, evitar decir que estamos en un aula de nivelación, simplemente: ¡esta es nuestra clase y vamos a trabajar con estos objetivos!”.

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Sin embargo, este tipo de programa sí les ofrece la oportunidad de personalizar el contenido y de avanzar según las necesidades de cada estudiante, al no tener un pénsum que completar en determinado tiempo, como ocurre en las clases regulares. “Podemos adaptarnos a las debilidades y habilidades del grupo, ir más pausado y creciendo en conjunto hasta llegar al objetivo final”, explica.

Savinovich destaca, además, la colaboración desde casa de muchas madres de familia para agilizar las sesiones de estudio. “Están siempre pendientes para ayudarlos y asistirlos con cualquier herramienta tecnológica o material que necesiten para la clase, pero sobre todo para enfocarlos”, subraya. “Nosotros, del otro lado de la pantalla, planificamos y damos nuestra clase de la forma más dinámica posible, pero de igual manera hay distracciones en casa que puede hacer que los alumnos se dispersen un poco y bueno, ellas son las encargadas de volverlos a enfocar y somos como un equipo: docente, estudiante y padre de familia”.