Satanizado por años y años, un hongo resultaría clave en el tratamiento para los enfermos de cáncer. La historia es increíble.

Ese hongo es el Aspergillus flavus y, de acuerdo con National Geographic, fue señalado “como el culpable invisible detrás de la llamada ‘maldición del faraón’, tras la apertura de la tumba de Tutankamón en 1922”.

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Hoy, la ciencia comparte el hecho de que transformaron las moléculas del hongo tóxico para investigar su poder, sus beneficios, como una esperanza terapéutica.

Culpable ‘invisible’

La “mala fama” del hongo comenzó con “la misteriosa” muerte de varios arqueólogos que estuvieron al abrir la tumba de Tutankamón. A partir de esos momentos, “las teorías sobre esporas milenarias tomaron fuerza”, indican en National Geographic.

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Años después, en Cracovia, Polonia, de 12 científicos que entraron en la tumba del rey Casimiro IV, diez fallecieron en pocas semanas. El culpable invisible: el hongo.

Qué pasa con el hongo

Foto: Pixabay

Los metabolitos tóxicos del hongo Aspergillus flavus pueden causar infecciones pulmonares letales en personas con inmunidad comprometida, detalla la publicación.

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Ahora, el ‘discurso’ frente al hongo, cambia.

Tras años y años de investigaciones, se abre una puerta más a la esperanza. El hongo Aspergillus flavus “podría convertirse en un salvavidas”.

Cáncer

Informan en National Gegraphic que “un equipo interdisciplinario, encabezado por investigadores de la Universidad de Pensilvania descubrió y modificó moléculas de ese hongo tóxico, convirtiéndolas en compuestos capaces de destruir células cancerígenas con una eficacia comparable a medicamentos aprobados por la FDA para tratar la leucemia”.

Los científicos descubrieron “un tipo de compuesto llamado RiPPs”.

Señalan que esas moléculas habían sido observadas principalmente en bacterias, pero casi nunca en hongos.

La ciencia está con expectativas. “Los hongos nos dieron la penicilina”, recuerda, en ‘National’, Sherry Gao, profesora y autora principal del estudio.

Los resultados que han obtenido les revelan “que aún hay muchos medicamentos por descubrir en los productos naturales”. (I)

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