La rama austríaca de la Iglesia católica antigua, una confesión cristiana separada de Roma hace 150 años, permitirá a los matrimonios homosexuales casarse también en una ceremonia religiosa y recibir la “bendición de Dios”.

La decisión ha sido tomada por el Sínodo de esa Iglesia, reconocida como tal por el Estado austríaco y que cuenta con unos 5.000 fieles.

El arzobispo Heinz Lederleitner ha explicado al respecto que está convencido de que tanto la parejas heterosexuales como las homosexuales tienen “la posibilidad y la voluntad” de configurar su vida bajo lo que denomina como “matrimonio cristiano”.

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Una relación basada en el amor, el respeto y la fidelidad integral hasta el final de la vida de uno de los miembros de la pareja”, según el clérigo.

Por eso, Lederleitner es partidario de que las personas puedan hacerse esa promesa de matrimonio “bajo la bendición de Dios”.

La condición para poder celebrar el enlace religioso es que las parejas homosexuales se hayan casado previamente o se hayan registrado en el registro de parejas de hecho.

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Esta confesión surgió en 1870 por la oposición de católicos en países como Alemania, Austria o Suiza a la doctrina de la infalibilidad papal proclamada en el Concilio Vaticano I.

Sus fieles la definen como una Iglesia católica con órdenes propias.

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La Iglesia católica antigua de Austria admite la ordenación de mujeres, el matrimonio de sus sacerdotes y potencia la toma de decisiones conjuntas entre los religiosos y los laicos. (I)