En lo más profundo de la Amazonía ecuatoriana, un hecho extraordinario cambió la vida de una familia shuar, que luego fue reconocido por el Vaticano como milagro atribuido a la intercesión de la beata sor María Troncatti.

El 2 de febrero de 2015, Juwa, agricultor y carpintero del pueblo shuar, trabajaba en su taller improvisado en la comunidad de Nunkui Nunka, provincia de Morona Santiago, cuando su herramienta de trabajo —una amoladora— se partió repentinamente.

Un gran fragmento de piedra salió despedido con fuerza y le impactó en el lado derecho de la cabeza, causándole una fractura craneal abierta con pérdida de masa encefálica y hemorragia abundante.

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Sus compañeros de faena, horrorizados, lo asistieron de inmediato. Junto con su hijo y una enfermera del pequeño centro de salud local improvisaron una camilla y lo transportaron durante media hora por la selva, cruzando en canoa el río Macuma hasta llegar a la pista de Yasnunka, donde aguardaba una avioneta sanitaria.

Juwa fue trasladado primero al hospital de Taisha y luego, debido a la gravedad de su estado, al hospital de Macas, donde recibió los primeros auxilios. De allí lo derivaron en ambulancia aérea al Hospital Regional Docente de Ambato, donde ingresó a las 17:30 de ese mismo día.

Los médicos diagnosticaron una “lesión cerebral abierta con exposición de tejido cerebral, Glasgow 6T/15”, un cuadro crítico que dejaba escasas posibilidades de supervivencia.

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El neurocirujano que lo atendió consideró la situación de pronóstico reservado con altísimo riesgo de muerte. Juwa fue operado de emergencia y trasladado a cuidados intensivos. Despertó con hemiplejía izquierda y sin capacidad de hablar.

La fe que desafió el diagnóstico

Mientras los médicos hacían lo posible por mantenerlo con vida, su familia y comunidad iniciaron una cadena de oración, confiándolo a la intercesión de sor María Troncatti, la misionera italiana que había vivido y muerto entre los shuares.

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En la habitación de recuperación en Macas, sus familiares colocaron un gran cuadro de la beata frente a su cama, recordándole que ella siempre ayudaba a quienes sufrían. No se realizó ningún proceso de rehabilitación médica.

Una noche, entre finales de marzo y comienzos de abril de 2015, Juwa soñó con sor María Troncatti. En el sueño, la religiosa se acercó con dulzura, le ungió las heridas con un bálsamo y le dijo que al amanecer volvería a hablar y caminar. Le pidió que colocara nuevamente su imagen frente a la cama —pues había sido doblada y guardada en una caja— y lo bendijo antes de marcharse.

Al despertar, el milagro se había cumplido: Juwa ya no sentía dolor, pidió ayuda para ponerse de pie y pronunció sus primeras palabras. En los días siguientes recuperó completamente la movilidad y el habla, sin tratamiento ni terapia.

El 5 de abril de 2015, acompañado por su familia, caminó hasta la Catedral de la Purísima en Macas para asistir a misa y agradecer por su curación. Meses después, lo hizo nuevamente por sus propios medios.

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Cuando el neurocirujano lo volvió a ver en 2017, declaró sorprendido, al considerar que tenía frente a él a ‘un muerto resucitado’.

Roma reconoce el milagro

El 25 de noviembre de 2024, el papa Francisco autorizó al Dicasterio para las Causas de los Santos a publicar el decreto que reconoce oficialmente este milagro, abriendo el camino hacia la canonización de sor María Troncatti.

Previamente, María Troncatti fue beatificada el 24 de noviembre de 2012 durante el pontificado de Benedicto XVI. La ceremonia se realizó en Macas, Ecuador, y fue presidida por el cardenal Angelo Amato.

Sor María Troncatti será canonizada el domingo 19 de octubre de 2025 por el papa León XIV en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, convirtiéndose oficialmente en santa de la Iglesia católica.

La ‘madrecita’ del pueblo shuar

Sor María Troncatti nació el 16 de febrero de 1883 en Córteno Golgi, Brescia (Italia). Al alcanzar la mayoría de edad ingresó al Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Durante la Primera Guerra Mundial (1915-1918) trabajó como enfermera de la Cruz Roja en hospitales militares.

En 1922 llegó a Ecuador y fue enviada al territorio shuar, donde, junto con otras dos hermanas, inició un trabajo intenso de evangelización y atención médica en las misiones de Macas, Sevilla, Don Bosco y Sucúa.

Sor María Troncatti murió el 25 de agosto de 1969 en un accidente aéreo en Sucúa, mientras mediaba en un conflicto entre colonos e indígenas. Sus restos reposan en Macas, provincia de Morona Santiago, Ecuador.

Su vida estuvo marcada por una fe profunda, entrega total y amor por los más humildes, ganándose el cariño de los shuares, quienes la recuerdan con el afectuoso nombre de “madrecita”. (I)