Dividir el día en tres partes puede ser la clave para promover el bienestar físico y emocional al equilibrar el trabajo, el sueño y el ocio. Es decir, ocho horas para cada una de estas áreas.
Según los psicólogos, esta es la forma en la que se puede aumentar la productividad en el trabajo y al mismo tiempo que se asegura un descanso adecuado y recreación en la vida personal. Sin embargo, no siempre respetamos estas horas asignadas.
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El sueño es, probablemente, lo más importante de esta lista. Ocho horas de sueño al día garantizan mejoras en la salud y la concentración en las tareas difíciles al día siguiente. No dormir lo suficiente puede causar malestar, lo que evita que disfrutemos de nuestro tiempo libre y que hagamos las cosas bien en el trabajo.
El trabajo también debería tomar ocho horas de nuestro día, pero a veces toma más tiempo del que debería. Esto sucede sobre todo en el trabajo de oficina, pues no solo se cuenta el horario laboral, sino el descanso de almuerzo y el tiempo de traslado que toma. Eso varía según cada persona, pues algunas trabajan desde casa y no tienen ese inconveniente, mientras que otras trabajan en emprendimientos personales y a su propio ritmo.
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En el caso del ocio, no siempre tenemos este tiempo completo ya que es de aquí de donde prestamos las horas extra del trabajo o de las responsabilidades del hogar. Eso causa que al final del día, sintamos que no nos dedicamos verdaderamente al tiempo personal y le robemos horas al tiempo del sueño.
Por eso, es importante aprender a aprovechar verdaderamente aquellos momentos libres del día. Por ejemplo, en vez de sentarnos una hora en el celular a revisar las redes sociales, podemos dar un paseo para desconectarnos de la tecnología, o podemos ponernos al día con la lectura de ese libro que dejamos atrás. Hacer deporte, escribir y salir con amigos también son opciones de recreación sana.
En el mejor momento: cómo lograr el bienestar físico y mental al cumplir 25
Es posible que la regla 8-8-8 no se aplique a todos los casos y de ahí surge la necesidad de intentar más eficiente nuestras rutinas y de respetar las horas de sueño. (I)