Nació con el fin de ayudar a reducir el hambre en la población vulnerable y más necesitada en Guayaquil. Corría el 2010 cuando un grupo de empresarios católicos apostaron por la creación del Banco de Alimentos Diakonía, registrado mediante acuerdo ministerial en octubre de ese año. Desde entonces sirve de puente entre la abundancia y la carencia, pues se encarga de recolectar alimentos y llevarlos a quienes más los necesitan.
La cobertura de su ayuda ha rebasado las fronteras locales. Así, el Banco de Alimentos Diakonía y un grupo de empresas y empresarios, que han colaborado en estos 11 años, han logrado asegurar una alimentación más completa, más equilibrada y justa, mejorando el nivel de vida de más de 54.000 personas en 159 instituciones sociales en estos años de vida de esta institución, cuenta el economista Federico Recalde Mórtola, su director ejecutivo.
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Uno de los recursos que utiliza Diakonía es retirar los alimentos de las industrias cuando estos son consumibles, pero ya no comercializables para las empresas como el hecho de tener, por ejemplo, una fecha de caducidad muy próxima, un etiquetaje que presente alguna falla, que la lata esté un poco dañada, que los alimentos estén fuera de temporada como las galletas navideñas, entre otros. Todos los productos deben ser 100 % consumibles.
Una gastronomía que prioriza alimentos del lugar, sin desperdiciar sí es posible en Ecuador
Todo se canaliza a través de instituciones establecidas para llegar así a más grupos vulnerables que necesitan ayuda como madres solteras, adultos mayores, personas con enfermedades terminales, niños, entre otros.
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Diakonía, de la Arquidiócesis de Guayaquil, está actualmente bajo el liderazgo de monseñor Luis Cabrera, quien ha mantenido un constante trabajo social para mejorar la vida de quienes más necesitan, promoviendo además la sostenibilidad del Objetivo de Desarrollo Sostenible número dos de Naciones Unidas, que busca llegar al hambre cero.
“Recibimos un promedio de 100 toneladas mensuales de alimentos que nos ayudan a beneficiar a 159 instituciones sociales (fundaciones, asilos, refugios y comedores sociales), que aseguran el estado alimenticio de 54.565 personas en zonas vulnerables de Guayaquil”, explica Recalde, quien agrega de el 43 % de la población que recibe los alimentos son niños y adolescentes de 0 a 14 años.
A nivel de Latinoamérica y el Caribe, Ecuador es el segundo país, después de Guatemala, con los mayores índices de desnutrición crónica en niños de 0 a 5 años, con el 23 %.
El problema en Ecuador está relacionado con el acceso a los alimentos y con el consumo, pues el 41 % de los hogares tiene dificultades para conseguir los alimentos de cada día, según las cifras que maneja Diakonía.
Todos pueden donar alimentos. Diakonía está en la cooperativa 29 de Abril, mz.1338, solar 1 y 2, en el sector La Prosperina, noroeste. También puede llamar al teléfono: (04) 2047-270.
Banco de Medicinas, Vita Sanus
Hace siete años nació Vita Sanus, el primer Banco de Medicinas del Ecuador, impulsado en el 2015 por el Grupo Difare y el Banco de Alimentos Diakonía. Desde entonces ha beneficiado, con la entrega continua y gratuita de medicinas a 119.972 personas en estado vulnerable, que siguen tratamientos para enfermedades crónicas comunes en el país como patologías cardiacas, respiratorias, diabéticas, gastroentéricas, dermatológicas y otras.
Para el Grupo Difare, la creación de este banco representa un aporte para lograr un país más saludable, inclusivo y sostenible.
En este programa ha sido de suma importancia la participación de laboratorios aliados como Farmayala, Megalabs, Corporación Siegfried, Fresenius Kabi Procter & Gamble y Eurofarma y Dyvenpro, que han ayudado a incrementar año a año el número de beneficiados y ampliar la cobertura, dicen los representantes de Difare.
En la actualidad, Vita Sanus llega a ocho provincias de Ecuador: cinco en la Costa y tres en la Sierra. Entre las fundaciones que han sido beneficiadas están Acorvol, Tacita Caliente, Misión Alianza, Madre Dolorosa, Fundasen, Fundación Caminando Juntos por el Cambio, Asociación de Mujeres ICW, dispensarios de la Arquidiócesis en varias ciudades, entre otras.
Además, el Banco de Medicinas fomenta la cooperación entre la empresa privada, las ONG y la comunidad, mejorando la economía de las instituciones beneficiadas y de las familias. El programa como tal responde a varias de las metas globales que persiguen los Objetivos de Desarrollo Sostenible 3, 12 y 17, y promueve el consumo responsable y la reducción del desperdicio de fármacos.
“La cadena de salud llamada Vita Sanus que conforman ONG, Diakonía y varias empresas privadas se ha consolidado como una vía sostenible y eficiente que contribuye al acceso de medicinas gratuitas para el tratamiento de diversas enfermedades que padecen grupos vulnerables”, destaca Julio Ocaña, vicepresidente de Grupo Difare. (I)