Por Germán Arteta Vargas

En la importante lista de fechas de la memoria patria que motivan la admiración y gratitud de los ecuatorianos, la que evoca la trascendental jornada bélica de hace 200 años en las faldas del volcán Pichincha se mantiene vigente e incluso desafía al novelero revisionismo histórico, que muchas veces resulta apresurado, miope, egoísta y regionalista.

La batalla del Pichincha del 24 de mayo de 1822, durante las épocas que abarca desde que aconteció hasta el presente, en que cumple dos siglos, siempre ha inspirado la gratitud de pueblos que adoptaron su nombre y de otros que lo pusieron a colegios, escuelas, parques, avenidas, cines, boticas, radioemisoras, cooperativas de transporte, depósitos de bomberos, etcétera.

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La historia, poesía, música, artes plásticas en general y otras manifestaciones del pensamiento humano han sido muy pródigas en obras que resaltan la importancia del episodio de mayo de 1822 y de sus protagonistas y auspiciadores. Pocos, muy pocos, son los pueblos del Ecuador que siguen al margen de este inexcusable homenaje de gratitud.

En Manabí tenemos el cantón 24 de Mayo; en Quito, Daule, Guayaquil y más poblaciones urbanas y rurales del país hay planteles con igual denominación. Calles y avenidas de similar nombre existen en Loja, Cañar, Quito, Cuenca, Samborondón, Portoviejo, La Troncal, Bucay, Quevedo, Manta, Salinas, Cayambe, Tosagua, Salitre y Echeandía.

Detalle del monumento al mariscal Antonio José de Sucre ubicado en la Plaza de la Administración de Guayaquil. Fue diseñado por el italiano Augusto Faggionni Vannuncci.

La poesía registra composiciones de Pedro Enrique Ribadeneira, Guillermo Hurtado Álvarez, Manuel Aguirre Sánchez, José Trajano Mera, Remigio Crespo Toral, Manuel María Sánchez, Víctor Manuel Rendón, Luis Cordero Crespo, Orión Llaguno Márquez, Juan Abel Echeverría, María E. Cevallos de Andrade, María Piedad Castillo de Leví, César Borja Lavayen, René Meneses Campos, S. T. Henríquez Cestaris, entre otros.

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En lo musical están la marcha Batalla del Pichincha, de Luis Abelardo Proaño; el pasodoble Viva el 24 de Mayo, de José Casimiro Arellano; Himno del 24 de Mayo, por Pedro Pablo Traversari; pasodoble Batalla del Pichincha, por Antonio C. Cabezas; Himno auroral, por Salvador Bustamante Celi, y la marcha 24 de Mayo, del padre Carlos Crespi, muy conocidos.

Numerosas pinturas y esculturas prueban la exaltación al episodio, como las realizadas por los hermanos Luis y José Peñaherrera Bermeo, Demetrio Salazar, Nelson Jácome y Teodoro Delgado. En el monumento al Gral. Sucre, en la plaza de la Administración de Guayaquil, destaca en bronce la recreación de la batalla del Pichincha del italiano Augusto Faggioni.

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En suma, con estas y otras creaciones que están en museos, centros culturales y templetes cívicos de varias ciudades ecuatorianas, se ratifica la gratitud de la nación a quienes forjaron los laureles de Pichincha de hace dos centurias.