El estudio, realizado por el profesor Jeremy Jacobs y el doctor Yoram Maaravi, siguió a unos 1.200 habitantes de Jerusalén mayores que nacieron en 1920 o 1921. Los investigadores analizaron su salud, capacidad para funcionar, bienestar económico, habilidades sociales, nivel de ansiedad, integridad y optimismo durante unos 30 años.