La invitada de este año al congreso internacional Sadhana Yoga Conference, en Guayaquil, es la maestra Yogeswari, conocida por su práctica de jivamukti yoga, el estilo que combina el movimiento vigoroso con la práctica espiritual basada en los principios de escritura, devoción, no violencia, música y meditación.
Nacida en Suiza, Yogeswari presenta una enseñanza de transformación personal y social. Ha enseñado desde el año 2000 en Nueva York, y a partir de entonces, en diversos puntos del planeta. Certificada como profesora de nivel avanzado, ahora forma a otros profesores.
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Si hay una manera de describir sus clases es como vigorosas sesiones de vinyasa (movimiento y respiración profunda). Es la presidenta de Azahar Foundation, una ONG que promueve la comprensión intercultural y la resolución no violenta de conflictos a través del yoga y las artes.
“El yoga no es solamente ejercicio físico, es una educación completa del ser humano a un nivel de filosofía, de estilo de vida, de música, meditación, es un paquete”, establece Yogeswari en un español fluido.
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La meta del practicante del yoga no es meramente ponerse en forma, sino la liberación, una actitud diferente hacia su situación personal, controlando su mente y sus emociones. Pero aún hay más. “Permite tener un viaje espiritual, pero no comparado con otros caminos espirituales, no es una organización religiosa: es una disciplina y un estilo de vida completo”.
No niega la espiritualidad del yoga, pero dice que es mucho más directa porque no pasa a través de un sistema o de una organización como en otros casos podría ser una iglesia o un credo.
“Hay varios grupos (o escuelas) de yoga, pero la meta siempre es encontrar este estado de mukhti o de moksha (otros lo llamarán Nirvana), que es la liberación, poder administrarse mejor”.
Mirando la cuenta de Instagram de Yogeswari, una frase salta enseguida, ‘Crack your heart open’, abre/rompe tu corazón. Es el eslogan de su estudio en Londres, donde se trabaja mucho con los cantos y el mantra. “La música que viene del yoga tiene las frecuencias del corazón”. Sugiere que esto puede proteger los corazones del estrés, de la dureza, de las decepciones que hacen que este centro de las emociones se bloquee.
Los principios de jivamukti tienen en el centro la no violencia o el ahimsa. “Es la piedra de fundación de todo el yoga”, asegura, “y eso no solamente en el jivamukti, sino en el yoga sutra (antiguos textos fundacionales) que tiene más de 2.000 años”. Y para dejarlo aún más en claro, hace una comparación inusual.
“El yoga es como un yugo en la agricultura tradicional, en que un buey camina con otro buey y tienen esta herramienta de madera encima de la nuca para ir juntos en la misma dirección. Yoga, por su parte, quiere decir que tu mente, cuerpo, espíritu están presentes y están caminando en la misma dirección. Porque muchas veces”, continúa Yogeswari, “lo que sucede es que el cuerpo hace algo y la mente está en otro mundo, en el pasado o en el futuro”.
Por ejemplo, uno pierde sus llaves en su propio departamento, no sabe dónde las puso, alborota todo y no las encuentra, se desespera, y cuando se calma, las ve justo en el lugar donde supuestamente ya buscó varias veces. “Es porque la mente estuvo en otro sitio que el cuerpo”, indica con una sonrisa. “Y entonces la práctica de yoga quiere unir a esos dos para estar más presentes y tener todos los aspectos nuestros en un lugar”.
Pero vamos más allá. El yoga, profundiza la maestra, quiere señalarnos la unidad de la existencia. “Una vez que podemos ver de una manera un poco más clara, ya no nos percibimos como seres diferentes de los demás, sino que descubrimos la interconexión entre los seres del mundo. Si vamos a los seres elementales como el aire, y el aire está contaminado, te va a contaminar a ti como ser humano. Hay una interconexión allí. Y en cuanto a causa y efecto, que es una ley importante en el yoga también, lo que haces a otro va a regresar a ti”.
El odio y el miedo hacen que el otro se vea diferente. “Porque no hay yoga. No hay conexión, hay una objetificación del otro, no se le permite querer vivir una vida tranquila o con calidad. Y a lo peor le quitas la vida al humano, al animal o al árbol. Esa es la teoría del ahimsa, que es tan importante para poder tener la experiencia del yoga”.
Música y movimiento en el jivamukti yoga
Yogeswari fue durante 20 años coreógrafa e instructora de danza. Admite que esto ha influido mucho en la manera en que enseña. A Guayaquil traerá algunas sesiones que tienen raíces en el yoga clásico, y también tocará música de mantras durante la práctica, para cerrar con meditación.
“Me gusta mucho el vinyasa porque la coreografía es como un baile, la música te da el ritmo de la respiración, te mueves a través del espacio y sientes que estás bailando en tu tapete”, promete a quienes acudirán a escucharla y seguirla. Sadhana Yoga será el 27 y 28 de septiembre en el Hotel Sheraton. Más información e inscripciones se pueden encontrar en SadhanaYogaConference.com y al teléfono 093-942-8215. (F)