Estudios muestran que la mayoría de los niños experimentan una enfermedad leve o no padecen ninguna enfermedad asociada a una infección por SARS-CoV-2.
Como indica una publicación de la Escuela de Medicina de Harvard, los niños, incluidos los muy pequeños, pueden desarrollar COVID-19, pero que “muchos de ellos no presentan síntomas”. También señala que “aquellos que se enferman tienden a experimentar síntomas más leves, como fiebre baja, fatiga y tos” y que “algunos niños han tenido complicaciones graves”, pero que estos casos son menos comunes.
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En Ecuador, cifras con corte del 18 de marzo de este año del Ministerio de Salud Pública (MSP) indican que desde que llegó el virus al país se han contagiado 19.322 niños (0 meses a 19 años). Es decir, los casos de los niños representan el 6,24% de los casos totales (309.643). Aunque, en las últimas semanas se ha registrado un incremento de casos en este grupo etario, dado que hasta el 10 de febrero, se reportaban 15.813 contagiados de este rango de edad.
A diferencia de otros virus respiratorios, los niños parecen tener un riesgo menor de infección que los adultos, y la gran mayoría de las infecciones notificadas en ese grupo son leves o asintomáticas, con pocas muertes infantiles registradas atribuidas a COVID-19. De acuerdo con el reporte anteriormente citado, en Ecuador han fallecido 73 niños desde el inicio de la pandemia.
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Sin embargo, algunos niños, después de una infección sintomática o asintomática por el virus se han presentado algunos casos, han presentado una enfermedad conocida como Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico (PIMS, por sus siglas en inglés).
PIMS fue descrito por primera vez en mayo de 2020 en un grupo de niños ingresados en cuidados intensivos en el sur de Londres (Reino Unido), que evidenciaban un estado hiperinflamatorio multisistémico con características similares a la enfermedad de Kawasaki y el síndrome de choque tóxico. A diferencia del síndrome de Kawasaki, que tiende a afectar a niños menores de 5 años, el PIMS parece afectar a niños mayores y adolescentes.
El síntoma principal de PIMS es la fiebre, la cual persiste por varios días. Sumado a esto, existe una amplia gama de síntomas que pueden tener los niños, que incluyen: dolor de estómago, diarrea, vómitos, sarpullido, manos y pies fríos y ojos rojos. Estos síntomas también se pueden encontrar en otras enfermedades.
Según el Royal College of Paediatrics and Child Health, el organismo oficial de pediatras en el Reino Unido, el PIMS es muy raro. “Ocurre en menos del 0,5% de los niños que tienen (o que han tenido) COVID-19″, señala. La mayoría de los niños con la afección no se verán gravemente afectados, aunque advierte que en un número muy reducido de casos, puede ser grave.
En una investigación publicada en diciembre de 2020 en Jama Network, revista de la Asociación Médica Americana, se consideró 35 casos niñas y niños hospitalizados que cumplían con los criterios de definición epidemiológicos para PIMS.
En este análisis se determinó que el 83% presentaban síntomas mucocutáneos (en piel y mucosas) que duraban de horas a días.
El estudio encontró que la inyección conjuntival (ojos rojos), eritema palmoplantar (palmas y plantas rojas), hiperemia labial (labios rojos e irritados por mayor vascularización), eritema y edema palpebral (párpados hinchados y enrojecidos), lengua hinchada como frutilla y eritema malar (erupciones cutáneas en las mejillas), fueron los hallazgos más comunes hasta en el 74% de los pacientes hospitalizados con PIMS.
¿Por qué se produce esta enfermedad?
El infectólogo y académico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santiago de Chile, Ignacio Silva, en una entrevista a diario La Tercera de Chile, explica que este síndrome no es una manifestación del virus propiamente tal, y que, si afecta más a niños y adolescentes, es porque su sistema inmunológico se encuentra en desarrollo.
La enfermedad es resultado de una respuesta exagerada ante un estímulo que, en este caso, señala Silva, sería el COVID-19. “Es importante educar a la población en el reconocimiento de los síntomas probables para llevar a los niños a la urgencia a tiempo. Responden bastante bien al tratamiento si se identifica tempranamente”, afirmó. (I)