En los últimos días, Guayaquil y Samborondón, en la provincia de Guayas se han visto afectados por una caída leve de ceniza que proviene del volcán Sangay.

De acuerdo al Instituto Geofísico, se han contabilizado 27 volcanes potencialmente activos en el Ecuador, incluidos los volcanes de las islas Galápagos. Ecuador es un país volcánico y se ubica en el Cinturón de Fuego del Pacífico, que recibe ese nombre justamente por el océano homónimo, “lo cual significa que está sujeto y tiene una actividad volcánica muy importante”.

Si bien los volcanes son elementos de naturaleza que resultan un atractivo turístico, existen algunos efectos negativo como la caída de la ceniza.

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Este material, producido por la fragmentación de las rocas durante las erupciones, puede provocar problemas a las personas si no se toman algunas medidas de precaución, sin llegar a alarmarse.

Debido a su composición podría causar problemas respiratorios o en la piel. También se debe revisar la afectación que hace en fuentes de agua, comida que tuvo expuesta y en las plantas.

La exposición a la ceniza puede ser dañina, aún más para las personas como asma, enfisema y otras enfermedades pulmonares crónicas podrían tener problemas si respiran ceniza volcánica.

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Según Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, las partículas pequeñas de ceniza pueden causar abrasión (raspar) la parte frontal del ojo. Las partículas de ceniza podrían contener sílice cristalina, un material que causa una enfermedad respiratoria llamada silicosis.

El Instituto Geofísico recomienda no salir en el momento en que caen las cenizas. Pero si debe salir, ya sea que esté cayendo ceniza o luego de esto, debe cubrirse la boca, la nariz y los ojos. Para ello puede usar una mascarilla y unos lentes. También puede cubrirse con un paño humedecido. (I)

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