Beber suficiente agua es clave en todo tipo de dieta, en climas calurosos como el de Guayaquil son acciones imprescindibles para la salud. Pero en Japón, el agua es protagonista de una terapia tradicional para perder peso desde hace décadas.

Según el portal CuerpoMente, muchas mujeres japonesas practican esta ‘dieta’ y la ven como una forma fácil y sencilla de perder algunos kilos de más. La acción consiste en multiplicar la cantidad ingerida siguiendo un protocolo determinado.

Una investigación realizada en el Centro Médico Universitario Charité de Berlín, publicada en el American Journal of Clinical Nutrition, concluyó que el análisis de 13 estudios permitía establecer que un incremento en el consumo de agua, en combinación con una dieta equilibrada, logra una pérdida de peso significativa en el plazo de 3-12 meses.

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Más concretamente, un estudio de la Universidad Virginia Tech descubrió que tomar agua antes del desayuno consigue una reducción del 13% en las calorías ingeridas en la primera comida.

¿Cómo la practican?

La terapia comienza en cuanto se despiertan. A primera hora de la mañana, después de levantarse y antes de lavarse los dientes hay que tomar 4 vasos de agua tibia con el estómago vacío.

Cada vaso debe tener un volumen mínimo de 160-200 ml y el agua debe ser mineral natural sin gas (puedes añadirle unas gotas de zumo de limón).

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No hace falta que se tomen los cuatro vasos seguidos sin parar. Puedes hacerlo con calma, a pequeños tragos.

Después se espera al menos 45 minutos para tomar el desayuno.

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No se toma ningún líquido o come algún alimento las dos horas posteriores a cada comida.

No hay más reglas hasta la noche, en que se hacen gárgaras con agua salada durante 2 minutos antes de irse a dormir.

La terapia japonesa del agua se acompaña de algunos consejos, como caminar diariamente durante una hora por lo menos y masticar muy bien cada bocado.

Los efectos que produce

Los japoneses consideran que de esta forma, el tomar agua activa el metabolismo, favorece la eliminación de toxinas y la rehidratación, y con ello el buen funcionamiento de cada una de las células del cuerpo, disminuye la sensación de hambre, moviliza el intestino y favorece la pérdida de peso.

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Los estudios científicos han demostrado que si se toma agua antes de comer se reduce el apetito, se consumen menos alimentos sólidos y calorías, y la pérdida de peso se ve favorecida.

Por supuesto, la estrategia será más eficaz si además introducimos cambios en la alimentación y hacemos más ejercicio. (I)