Los hombres tienen menos concentración y una menor movilidad de espermatozoides hasta más de tres meses después de haber sufrido una infección leve por COVID-19, según los resultados de un trabajo multicéntrico español presentado en el 39 Congreso de la Sociedad Europea de Reproducción y Embriología en Copenhague (Dinamarca).

En concreto, el estudio evidencia que, después de al menos 100 días de haber dado negativo en la prueba de COVID-19 en varones, no hay mejoría en el número y movilidad de los espermatozoides, a pesar de que nuevos espermatozoides se han producido durante este tiempo.

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La investigación se realizó entre febrero de 2020 y octubre de 2022, con 45 hombres que asistían a seis clínicas reproductivas en distintos puntos de España, detalla Europa Press. Todos tenían un diagnóstico confirmado de COVID-19 leve y las clínicas tenían datos de análisis de muestras de semen tomadas antes de que los hombres se infectaran. Se tomó otra muestra de semen entre los días 17 y 516 después de la infección.

La mediana de edad (promedio) de los hombres fue de 31 años, y la cantidad de tiempo transcurrido entre las muestras anteriores y posteriores a la COVID-19 fue una mediana de 238 días.

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Los investigadores analizaron todas las muestras tomadas hasta 100 días después de la infección y luego analizaron un subconjunto de muestras tomadas más de 100 días después.

Se encontró una diferencia estadísticamente significativa en el volumen de semen (un 20% menos de 2,5 a 2 mililitros), la concentración de espermatozoides (un 26,5% menos de 68 a 50 millones por ml de eyaculación), el número de espermatozoides por ml (un 37,5% menos de 160 a 100 millones por mililitro de semen), motilidad total, es decir, ser capaz de moverse (un 9,1% menos, del 49% al 45%), movilidad activa, es decir, capaz de moverse hacia delante (un 14,6% menos, del 41% al 35%) y el número de espermatozoides vivos (un 5% menos, del 80% al 76%).

La motilidad y la concentración total de espermatozoides fueron los más afectados. La mitad de los hombres tenían recuentos totales de espermatozoides que eran un 57 por ciento más bajos después de la COVID-19 en comparación con sus muestras anteriores a sufrir el virus. La morfología de los espermatozoides no fue significativamente diferente.

Cuando los investigadores observaron al grupo de hombres que proporcionaron una muestra más de 100 días después de la COVID-19, descubrieron que la concentración y la motilidad de los espermatozoides aún no habían mejorado con el tiempo.

“Ha habido estudios previos que muestran que la calidad del semen se ve afectada a corto plazo después de una infección por COVID-19, pero, hasta donde sabemos, ninguno ha seguido a los hombres durante un período de tiempo más largo”, dijo Rocío Núñez Calonge, directora científica de un grupo de clínicas de reproducción asistida que ha realizado el estudio.

“Asumíamos que la calidad del semen mejoraría una vez que se generaran nuevos espermatozoides, pero no es así. No sabemos cuánto tiempo puede tardar en restaurarse la calidad del semen y puede darse el caso de que la COVID-19 cause daños permanentes, incluso en hombres que sufrieron solo una infección leve”, agregó la experta.

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Núñez y sus colegas han observado que, en algunos hombres que acudían a clínicas en España para un tratamiento de reproducción asistida, la calidad del semen era peor después de la infección por COVID-19 que antes de la infección, aunque se habían recuperado y la infección era leve. Así que decidieron investigar si el virus había influido en la bajada de calidad.

“El efecto continuo de la infección por COVID-19 en la calidad del semen en este período posterior puede ser causado por un daño permanente debido al virus, incluso en una infección leve”, explicó Núñez. (I)