Habiendo pasado un año desde que se reportó el primer caso de COVID-19 en Ecuador, ahora se conoce mucho más sobre la enfermedad que causa este virus: el SARS-CoV-2.

Entre los síntomas más comunes de esta enfermedad están la fiebre, tos y cansancio, sin embargo, esto hace que esta afección sea muy similar a otros malestares, como la gripe, un simple resfriado o hasta un virus estomacal.

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Un equipo de investigadores de la Universidad del Sur de California (USC) ha revelado el orden de los síntomas que suelen experimentar quienes se infectan con el SARS-CoV-2. Conocer el orden de los síntomas puede ayudar a los pacientes a buscar ayuda médica de inmediato. La investigación se publica en la revista científica Frontiers in Public Health.

El listado es el siguiente:

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  • Si una persona tiene coronavirus, el primer síntoma será tener fiebre.
  • En segundo lugar está la tos seca.
  • También se encuentra la dificultad para respirar, así como dolor muscular en tercer orden.
  • Finalmente, un pequeño porcentaje de pacientes reportó diarrea en cuarto lugar.

Si reporta estos síntomas 1, 2 , 3 y 4 en ese mismo orden, el porcentaje de que padece coronavirus es muy alto. Cabe recordar que aunque no todos los pacientes sufren los mismos síntomas, este es un hallazgo general.

Para realizar este listado, los científicos aplicaron un proceso de Márkov a un conjunto clasificado parcialmente ordenado, basado en observaciones clínicas de casos de COVID-19 para determinar el orden más probable de síntomas discernibles (fiebre, tos, náuseas/vómitos y diarrea) en pacientes con COVID-19.

Su modelo predice que la gripe se inicia con la tos, mientras que el COVID-19, como otras enfermedades relacionadas con el coronavirus, se inicia con la fiebre.

“Este orden es especialmente importante para saber cuando tenemos ciclos superpuestos de enfermedades como la gripe que coinciden con infecciones de COVID-19. Los médicos pueden determinar qué pasos tomar para cuidar al paciente y pueden evitar que la condición del paciente empeore,“ dijo Peter Kuhn, profesor de medicina e ingeniería biomédica de la USC.

El estudio analizó datos de 55.000 casos positivos del virus en China durante un periodo de nueve días en febrero del año pasado. Los investigadores también analizaron los registros médicos de otros 1.100 casos recopilados en diciembre del 2019 y enero del 2020. A modo de comparación, el estudio igualmente examinó 2.470 casos de influenza en América del Norte, Europa y el hemisferio sur, que se recopilaron entre 1994 y 1998.

Según el reporte, la fiebre y la tos se asocian con frecuencia con una variedad de enfermedades respiratorias, incluido el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS). Pero el momento y los síntomas en el tracto gastrointestinal superior e inferior distinguen al COVID-19.

El equipo dijo que después de varios meses desde que se informó el primer caso de COVID-19 en China, ahora hay mejores opciones de tratamiento y la identificación de los pacientes antes podría reducir el tiempo de hospitalización.

“En este caso, planteamos la hipótesis de que el orden de aparición de los síntomas podría ayudar a los pacientes y los profesionales médicos a distinguir más rápidamente el COVID-19 de otras enfermedades respiratorias, pero esa información esencial no está disponible en gran medida”, explicaron los investigadores.

La importancia de realizarse las pruebas de COVID-19

De acuerdo con el epidemiólogo clínico Diego Vásquez, es de suma importancia realizarse las pruebas correspondientes para confirmar o descartar si se tiene SARS-CoV-2, pues no basta solo con identificar los síntomas, dada la similitud con otras enfermedades.

Diagnosticarse una afección como el COVID-19 por uno mismo podría llevar a la automedicación, que es conveniente cuando se lidia con síntomas menores como dolor de cabeza o resfriado, pero que puede resultar problemático cuando esta conducta llevaría a tomar medicinas que no tratan efectivamente la enfermedad.

Vásquez recomienda realizarse la prueba PCR, la cual puede identificar con precisión la presencia del patógeno. Por tanto, esta prueba diagnóstica informa de si la persona, aunque sea asintomática, puede ser contagiosa. (I)