Las sensaciones que parece que no tienen nada que ver con el hambre, como el dolor, influyen en la actividad neural en los circuitos del cerebro que manejan el hambre, a través de conexiones que pueden ser intervenidas.
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La revista 'Science' premia una investigación sobre los mecanismos que nos motivan a comer y que determinan cuánta comida ingerimos.


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Las sensaciones que parece que no tienen nada que ver con el hambre, como el dolor, influyen en la actividad neural en los circuitos del cerebro que manejan el hambre, a través de conexiones que pueden ser intervenidas.