La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurológico progresivo que provoca el continuo deterioro del pensamiento, el comportamiento y las habilidades sociales. Y es algo a lo que el actor Chris Hemsworth, famoso por ser el rostro de Thor en el Universo Cinematográfico de Marvel, tiene predisposición genética, al haber recibido de ambos padres una copia del gen APOE4.

Curiosamente, el australiano de 39 años lo descubrió mientras desarrollaba Limitless, la docuserie que se estrenó recientemente en Disney Plus sobre cómo detener el deterioro del envejecimiento.

Chris Hemsworth descubre que tiene predisposición genética al alzhéimer

Según la OMS, entre el 5 % y el 8 % de la población general de 60 años o más sufre de esta patología. Estiman que para el 2030 el número total de personas con demencia alcance los 82 millones. No tiene una cura y tampoco hay una causa específica identificada.

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Los primeros en diagnosticar síntomas suelen ser los familiares, aun antes que el afectado.

  • Cambios de humor repentinos. “El cambio de humor repentino y sin razón alguna puede ser un síntoma de alzhéimer, sin embargo, es importante valorar otros síntomas para tener un panorama más claro de la enfermedad”, dice el médico epidemiólogo Gregory Celis. Este tipo de cambios se dan de forma brusca y extraña, la persona podría estar alegre en un momento y pasar a estar enojada o deprimida.
  • Cambios de comportamiento. La forma de tratar a sus familiares, e inclusive, la actitud general ante la vida. Puede aumentar la irritabilidad en la persona, al percibir dificultades para efectuar sus actividades cotidianas.
  • Confusión de lugares y tiempo. Celis explica que “los pacientes pueden tener dificultad para entender que un evento sucederá más tarde, o presentar desorientación en cuanto a fechas, inclusive de celebraciones especiales como cumpleaños”.
  • Dificultad para planificar. Algunos pacientes de alzhéimer pueden tener gran dificultad para planificar actividades que antes eran parte de sus rutinas diarias, como pagar cuentas, manejar por rutas conocidas o preparar recetas que conocían de memoria.
  • Dificultad para resolver problemas y tomar decisiones. Cualquier problema pequeño puede convertirse en un gran reto, pues tienden a magnificar simples contratiempos, generalmente porque no pueden encontrar soluciones ni tomar decisiones acertadas a tiempo.
  • Dificultad para entender el entorno y adaptarse a contextos sociales. La persona puede actuar de forma inadecuada o fuera de lugar, muy agresiva o extremadamente pasiva.
  • Problemas para hablar o escribir. “A veces ocurre que no logran completar oraciones, o recordar, escribir y comprender ciertas palabras”, comenta el especialista.
  • Dificultades en las tareas del hogar: seguir un paso a paso se vuelve tedioso y difícil, por esto hay complicaciones a la hora de lavar la ropa, apagar las hornillas de la cocina o incluso cerrar las puertas de la vivienda; y si se detecta esto, la persona necesita vivir en compañía.
  • Problemas de aseo personal e higiene. Se puede descuidar la apariencia personal y pasar largos periodos de tiempo sin bañarse o lavarse los dientes.

El alzhéimer y las toxinas en el cerebro asociadas con la enfermedad

La doctora Daniela Di Capua, neuróloga del Hospital los Valles, en Quito, indica que en los pacientes diagnosticados con la enfermedad de Alzheimer se ha detectado la acumulación en el cerebro de dos sustancias tóxicas: la beta amiloide y la proteína tau, que van formando placas entre las neuronas y son responsables del progresivo deterioro cognitivo.

Di Capua recalca la importancia del diagnóstico preciso, que se inicia con una resonancia magnética, así como el estudio neuropsicológico y la determinación de tau y amiloide en líquido cefalorraquídeo.

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Es importante que se tomen en cuenta los síntomas y acudir al médico lo antes posible.

La médica también señala los hábitos negativos que contribuyen al aceleramiento o aparición temprana del alzhéimer. “Hay factores que van desde el nivel educativo hasta factores de riesgo cardiovascular. Se debe tener en cuenta que el factor de riesgo más importante es la edad”.

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Esta semana, los investigadores de BarcelonaBeta Brain Research Center (BBRC) Laura Stankeviciute y Oriol Grau presentaron resultados de su investigación que establece que hay una relación entre dormir mal y el riesgo de alzhéimer. Esto se suma a los malos hábitos de vida:

  • El consumo de tabaco y alcohol
  • La hipertensión
  • La obesidad
  • La diabetes
  • Un aislamiento social (problemas de salud mental)
  • Falta de audición

“Los cambios en el cerebro se suelen dar 20 años antes del inicio de la enfermedad, es decir, si una persona es diagnosticada con alzhéimer a los 60 años, a los 40 empezaron los primeros cambios”, iinforma Di Capua. Por esto, el estilo de vida saludable incluye la estimulación cognitiva: lectura, juegos de memoria, mantenerse ocupado y estudiar de manera continua.

Retrasar los síntomas del alzhéimer

“Si bien el alzhéimer no tiene cura, es fundamental que la enfermedad sea diagnosticada por un especialista para brindar un tratamiento oportuno que retrase los síntomas”, explica Celis.

Aunque afecta principalmente a personas de la tercera edad, existen casos de adultos de 30 a 60 años que empiezan a verse afectados por ella, porque están genéticamente predispuestos. Celis insiste en un estilo de vida saludable, dieta balanceada y rica en proteínas, frutas y vegetales, así como una rutina de ejercicios diaria.

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“Bajo ninguna circunstancia hay que automedicarse. Al contrario, se debe buscar atención médica temprana para mermar la aparición de más síntomas”, dice el especialista.

El apoyo y la contención familiar son de extrema importancia para atender las necesidades cotidianas que la persona poco a poco estará imposibilitada de hacer. (I)