El tinnitus, que a veces se describe como un silbido en los oídos y otras veces como un zumbido o estática -aunque no hay sonido externo- también puede ser un siseo o un rugido como de olas.

De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), más de 50 millones de estadounidenses tienen alguna forma de tinnitus, y para dos millones es tan extremo que los debilita. En el mundo, el 30 % de la población experimenta tinnitus en algún momento de su vida.

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Muchos individuos afectados por la enfermedad COVID-19 han visto cambios temporales o a largo plazo en su sentido del olfato, gusto, oído, equilibrio y, en algunos casos, tinnitus. Lo que no está claro es cuáles de esos casos empeoraron por el impacto psicológico de la pandemia (estrés, tensión, ansiedad, depresión).

Los investigadores de la Universidad Atlántica de Florida, la Fundación Royal Surrey del Reino Unido y la Universidad de Cambridge condujeron un estudio que se enfocó en los efectos indirectos de COVID-19 en la experiencia de tinnitus. Midieron la severidad de la molestia usando criterios de nivel de ruido, malestar y el efecto en la vida diaria, y su relación con el confinamiento. Aunque el coronavirus cambió muchas de las costumbres sociales, hay buenas noticias para los que desde antes padecían de tinnitus.

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Para el estudio, los científicos compararon dos grupos independientes de nuevos pacientes. Unos fueron sondeados durante tres meses de encierro en el Reino Unido y otros durante el mismo periodo en el año anterior. Todos buscaban ayuda para el tinnitus por primera vez. Examinaron la pureza del tono a través de la audiometría y su calificación en la escala visual análoga (VAS) de la sonoridad del tinnitus, malestar y efecto en la vida, y compararon los valores.

Los resultados, publicados en el diario de la Academia Americana de Audiología, no apoyan la idea de que la pandemia ha causado empeoramiento del tinnitus en ninguna de las categorías estudiadas, ya que las calificaciones no hacen gran diferencia entre los grupos antes y después del confinamiento. El estrés del encierro no afectó significativamente la severidad del tinnitus.

“La gente experimentó varios tipos de adversidades durante la pandemia, incluyendo reducción de ingresos, dificultad para acceder a los servicios, el virus en sí mismo y el impacto de las malas noticias constantes y del distanciamiento social”, dice el doctor Ali Danesh, coautor y profesor del Departamento de Ciencias de la Comunicación y de la Clínica de Desórdenes de la Comunicación de la Universidad Atlántica de Florida.

La audiometría determina la agudeza auditiva con diferentes intensidades de sonido y pureza en el tono, a través de diversas pruebas. Foto: Shutterstock

“Era posible que los factores relacionados con la pandemia hubiesen exacerbado las sensaciones del tinnitus, ya que este está relacionado a la ansiedad general y al estado de salud emocional. Por otro lado, tal vez el impacto del COVID-19 hizo que la gente con tinnitus se enfocara en cosas más importantes que el malestar auditivo, y lo pusieran en perspectiva y esto condujera a un decrecimiento del efecto del tinnitus, que contrarrestó el peso de la mayor ansiedad y del menor bienestar personal”, expresó Danesh.

Varios estudios sobre el tinnitus han reportado hasta ahora problemas del sueño, pobre salud mental e ideaciones suicidas como consecuencias de la pandemia y sus acompañantes, el aislamiento y la incertidumbre económica. Pero los investigadores de Florida y Reino Unido quisieron sacar sus propias estimaciones con un método más objetivo, la prueba de audiometría.

“Es poco probable que la gente pueda juzgar por sí misma si su tinnitus ha cambiado o si los síntomas como los trastornos del sueño o los niveles de ansiedad han cambiado”, comenta Hashir Aazh, profesor afiliado de la Universidad Atlántica de Florida y consultor de investigación auditiva del Departamento de Audiología del Hospital Royal Surrey County. “Estudios anteriores de los efectos del COVID-19 en la experiencia del tinnitus han usado diversas metodologías, lo que puede haber conducido a sesgo”.

Durante los 20 últimos años, Aazh ha desarrollado y administrado varias Clínicas de Tinnitus en el Reino Unido. Junto con Brian Moore (coautor del estudio), de la Universidad de Cambridge, y Richard Salvi, de la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo, conforman el ‘top 3′ de expertos en hiperacusia (hipersensibilidad auditiva) en el mundo, según el ranking de ExpertScape. En sus más recientes intervenciones, Aazh propone la Terapia Cognitiva Conductual para ayudar a las personas que sufren por hipersensibilidad en la audición, para evitar consecuencias como la ansiedad.

¿Cómo evitar el sesgo en la investigación? El estudio actual, como se mencionó al principio, comparó a pacientes antes y después del confinamiento, no con una encuesta sino con una prueba física.

“Si un encuestado siente que su tinnitus fue peor durante la pandemia, ¿cómo puede saber si esto fue debido a los cambios en el estilo de vida, impacto en la salud o el distanciamiento social?”, pregunta Danesh. Los criterios que maneja la escala analógica visual, en cambio, sostienen su resultado, no hay diferencias significativas en ambos grupos de pacientes. “Esto puede indicar que tener tinnitus añade a la carga de ansiedad, pero no hay efecto en la dirección opuesta”.

Este estudio retrospectivo examinó datos de 105 pacientes que se atendieron en una clínica para el tinnitus en Reino Unido durante el encierro y 123 pacientes durante el mismo periodo en el año anterior. El promedio de edad de los pacientes del primer grupo era 50 años, mientras que en el segundo era 56. Ambos eran parejos en edad, género y severidad de la pérdida auditiva. (I)