Aprender a rasurarse es uno de esos momentos que marcan la vida de muchos adolescentes y más si lo hacen bajo la tutela de su padre. Es un punto clave en la transformación de la niñez hacia la vida adulta, de hecho, muchos adultos aún recuerdan el día en que sus padres les enseñaron a usar la primera rasuradora y les dieron algunos trucos para no lastimarse el rostro.
Los cambios que experimentan a los 12 o 16 años pueden llegar a agobiarles e incluso avergonzarles, por lo que evitan comentarlos con los padres, sus mejores aliados aunque ellos no se den cuenta.
Publicidad
Ciencia: por qué las cuchillas de afeitar duran tan poco
Y entre los adolescentes la aparición de vello en el rostro, al principio como ‘pelusilla en el bigote’, quizás sea uno de esos momentos de dudas y vergüenza. Puede no gustarle su apariencia o tal vez sus compañeros de clase le están presionando para que se lo quite.
Publicidad
Esta historia la vivió Joffre Torres, de 25 años, con su papá, de 51. Él cuenta que cuando tenía 16 años le empezó a salir vello facial, su padre le regaló una afeitadora y le enseñó el proceso para rasurarse sin hacerse daño.
“Fue un momento que lo recuerdo con nostalgia porque mi papá se dio cuenta de que me habían salido vellos en el bigote, pero estaban disparejos. Él me recomendó afeitarme para que con el tiempo todo vaya creciendo de manera uniforme”.
Joffre agrega que uno de los consejos que le dio su papá fue que al momento de usar la rasuradora lo haga de manera vertical, para así evitar cortarse o irritarse la piel.
Dermaplaning: Afeitar la cara de las mujeres
Pedro Hernández es barbero profesional y manifiesta que son varios los condicionantes que pueden convertir el primer afeitado en un éxito o un fracaso, como la correcta exfoliación, la aplicación justa del gel, la adecuada hidratación posterior, la acertada elección de la rasuradora, claro está, su impecable utilización.
Consejos para una correcta afeitada
La piel del padre y del hijo no son exactamente iguales, pues la edad, los afeitados y muchos otros factores hacen que difieran en sensibilidad y tacto. Por eso, la dermatóloga Pierina Carriel dice que es necesario escoger una buena cuchilla de afeitar para el hijo, y que el padre y el adolescente no utilicen los productos de la misma forma.
¿Es malo quitarse o depilarse el vello genital?
Elección. Existen muchos tipos, no obstante, aquellas que cuentan con las tecnologías más avanzadas son, sin lugar a dudas, las más recomendables, sobre todo hasta que adquiera práctica.
La dermatóloga menciona que si el adolescente tiene acné, las cuchillas con más hojas son precisas, ya que permiten filtrar mejor y afeitar solamente el vello, evitando daños y cortes y si tiene cabezal flexible hará que se adapte bien a su piel.
Mejor momento. Por la noche, esto permite que la piel se calme y regenere durante el descanso nocturno, evitando que se exponga a las inclemencias del tiempo (frío, viento, calor, etc.) cuando todavía está irritada.
Si es posible, Carriel aconseja hacerlo al salir de la ducha, porque el calor abre los poros y el vello se elimina mejor.
Preparación. La crema o espuma de afeitar dependerá de las preferencias de la persona. Afeitarse sin usarlas es bastante dañino para la piel. Mejor evitar los productos sin alcohol.
Movimientos. Hernández recomienda mover la maquinilla sobre la piel ejerciendo una presión ligera para evitar las irritaciones o el enrojecimiento. Es mejor dar varias pasadas que dar una sola, fuerte, y acabar cortándose. “Pasar la afeitadora en contradirección al crecimiento del vello permite lograr un resultado más apurado. No obstante, hacerlo en el mismo sentido ayuda a evitar la aparición de rojeces o irritaciones. De ahí que al principio sea más recomendable la segunda opción. Para saber hacia qué dirección va el vello, basta con pasar la mano por encima”.
El profesional indica que en el mentón y los bordes de la mandíbula es mejor seguir el contorno de la cara con pasadas cortas y suaves.
Limpieza. Después del afeitado, Carriel dice que hay que enjuagar la rasuradora con agua caliente para eliminar el vello y la crema, y dejar que se seque de forma natural. “Nunca hay que manipular las hojas ni secarlas con una toalla, ya que esto podría estropearlas para los próximos usos”, puntualiza. (I)