Aprender a rasurarse es uno de esos momentos que marcan la vida de muchos adolescentes y más si lo hacen bajo la tutela de su padre. Es un punto clave en la transformación de la niñez hacia la vida adulta, de hecho, muchos adultos aún recuerdan el día en que sus padres les enseñaron a usar la primera rasuradora y les dieron algunos trucos para no lastimarse el rostro.