El coronavirus cambió muchas cosas en la vida de las personas, lo que incluye, para muchas de ellas, su cuerpo. Los gimnasios cerraron, las guarderías desaparecieron y, aunque la comida se convirtió en un consuelo para algunos, a otros se les fue el apetito debido a la ansiedad.

Si has sentido inquietud por tu aspecto después de los cierres, debes saber que no estás solo. En enero, David Frederick, profesor adjunto de psicología de la salud en la Universidad de Chapman, les pidió a los estadounidenses que describieran cómo influyó la pandemia en su imagen corporal. El 48% de las mujeres encuestadas dijo que la pandemia había contribuido a generar sentimientos negativos sobre su peso. Cuando se les preguntó cómo se sentían en general en cuanto a su atractivo, el 43% de las mujeres y el 26% de los hombres afirmaron que el COVID-19 influyó en su percepción de manera negativa.

No obstante, no tiene por qué ser así. “Estás bien; tu cuerpo está bien”, comentó Joy Cox, quien estudia el estigma del peso en la Universidad de Rutgers. “La verdad no creo que lo digamos con la frecuencia suficiente”. En lugar de pensar en las imperfecciones de tu cuerpo, ¿por qué no te concentras en el hecho de que tu cuerpo te sostuvo mientras atravesabas una pandemia mundial y te llevó al otro lado como un superviviente? Eso es extraordinario y vale la pena celebrarlo.

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A continuación, consejos para acallar esa crítica interior:

Descubre el origen de tus inseguridades

Tómate un momento para pensar en la parte de tu cuerpo que te molesta. Luego piensa en el origen de esa ansiedad. Lo más probable es que alguien te haya dicho que esa parte de tu cuerpo era un problema, dijo Cox.

“Si fue un miembro de la familia el que dijo: ‘Ay, mira esa gordura’”, explicó, esa persona podría estar cargando con la percepción que otros tienen de su propio cuerpo, y no necesariamente con lo que esta piensa de sí misma.

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Lo que importa es lo que tú piensas de tu cuerpo porque, sencillamente, tú eres la persona que vive en él”. Cox te insta a despojarte de la negatividad que otros han implantado y a empezar a enfrentarte a tu cuerpo con hechos.

Lucir ropa que te haga sentir bien contribuirá a disminuir la autocrítica.

Si tu propia mente escupe pensamientos negativos por sí sola, intenta practicar “detener el pensamiento”, una técnica que se utiliza con frecuencia en la terapia cognitiva conductual, dijo Cox. Cuando un pensamiento negativo sobre tu cuerpo aparezca en tu cerebro, di: “Detente”. A continuación, sustituye ese pensamiento por otro positivo. Por ejemplo: si estás de pie frente al espejo y notas la grasa de tu vientre, detén ese pensamiento y recuerda que tu cuerpo ha gestado a un bebé, o ha corrido maratones, o te permite acarrear el abono para tu jardín.

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Sé consciente: no es solo algo personal

Aunque nadie haya encontrado nunca ningún defecto en tu cuerpo, lo más probable es que hayas asimilado ideas sobre cómo deben ser los cuerpos. Es muy posible que esas ideas estén muy apartadas de nuestra salud real. Estas ideas están relacionadas con la necesidad incesante del capitalismo de vender productos dietéticos, afirmó Connie Sobczak, cofundadora y directora ejecutiva de Body Positive, una organización sin fines de lucro que lidera la capacitación respecto a la positividad corporal. La creación de una jerarquía de cuerpos buenos, mejores y superiores genera oportunidades de mercado para vender lo que necesitamos para conseguir esos cuerpos.

Analiza bien tu consumo de medios de comunicación y redes sociales. Considera la posibilidad de dejar de seguir o silenciar a los amigos, influentes y celebridades que promueven la delgadez.

Recuerda que este es tu lugar (todos lo son)

Las personas que viven en cuerpos más grandes con frecuencia no se sienten bienvenidas en ciertos espacios, como en el gimnasio, dijo Cox, pero practicar la aceptación del cuerpo puede cambiar eso.

Tras un año de pandemia, lo más saludable es agradecer a tu cuerpo que te mantiene en pie y todo lo que hace a diario por ti.

“Las investigaciones demuestran que avergonzar a las personas no funciona”, dijo Cox. “La vergüenza no conduce en realidad a un cambio de comportamiento, pero la aceptación sí lo fomenta y nos impulsa a ser activos en espacios en los que por tradición no somos bienvenidos”.

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Dar ese primer paso en un espacio hostil en apariencia puede resultar desalentador, sobre todo después de haber pasado un año en casa. Cox recomienda empezar con afirmaciones positivas.

“Comienza diciéndote a ti mismo que estás agradecido por lo que tu cuerpo puede hacer por ti”, dijo. A continuación, recuerda que tu cuerpo está bien, que mereces ocupar un espacio y que todos los cuerpos pertenecen a este mundo.

Pruébate algo nuevo

“Necesitar ropa nueva porque la vieja ya no te queda no es una señal de fracaso personal, en especial durante una pandemia”, comentó Cox. Usar ropa que no te queda bien no solo es incómodo, sino que te cohíbe.

Si la ropa nueva no es una opción, pon las piezas que todavía te hacen sentir bien en una fuerte rotación. Pocos notarán que te has vestido con las mismas cuatro prendas una y otra vez.