Toda persona es susceptible a la acción nociva de determinados microbios, virus o bacterias que pueden provocar una enfermedad grave e incluso consecuencias fatales. En ese momento el cuerpo humano está expuesto a un antígeno por primera vez; por lo que el sistema inmunitario necesita tiempo para responder y producir anticuerpos específicos para ese antígeno. Ese es su método de defensa; es decir, cuando un patógeno infecta el cuerpo, el sistema inmunitario se activa, atacan y destruye el patógeno o lo reduce. Hay que resaltar que una persona tiene miles de anticuerpos diferentes. Si el cuerpo está expuesto más de una vez al mismo patógeno, la respuesta del anticuerpo es más rápida y eficaz que la primera vez.
¿Cómo trabajan las vacunas?
Las vacunas contienen partes atenuadas o inactivadas de un organismo específico (antígeno) que provoca una respuesta inmunitaria en el cuerpo e inducirá al sistema inmunitario a responder como lo hubiese hecho en su primera reacción ante el patógeno real. Actúan de la siguiente manera:
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- Reconocen al patógeno invasor (por ejemplo, un virus o una bacteria).
- Generan anticuerpos, que son proteínas que nuestro sistema inmunitario produce naturalmente para luchar contra las enfermedades.
- Recuerdan la enfermedad y el modo de combatirla. Si, en el futuro, la persona está expuesta nuevamente al microbio, el sistema inmunitario lo destruirá rápidamente.
Algunas vacunas requieren la administración de múltiples dosis a intervalos de semanas o meses. En ocasiones, esto es necesario para posibilitar la producción de anticuerpos de larga vida y el desarrollo de células de memoria.
Inmunidad colectiva
Cabe destacar que no todas las personas se pueden vacunar. Algunas, con enfermedades preexistentes que debilitan sus sistemas inmunitarios (por ejemplo, cáncer o VIH) o las que tienen alergias graves a algunos componentes de las vacunas, tal vez no las puedan recibir; pero, de acuerdo a los especialistas, pueden estar protegidas si conviven en un entorno donde el resto de la comunidad si está vacunada. Por lo tanto, cuanto más personas estén vacunadas, menos probable será que una persona que no puede protegerse con vacunas corra el riesgo de verse expuesta a patógenos. Esto se denomina inmunidad colectiva.
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Lo que debe saber antes de vacunar a su hijo de 3 a 4 años contra el COVID-19
Por ejemplo, en Ecuador el último caso de poliomielitis detectado fue en 1990 en la provincia de Guayas, cantón Durán; desde esa fecha el sistema de vigilancia no ha reportado casos confirmados del poliovirus salvaje ni vacunal. No obstante, resulta imprescindible mantener las tasas de vacunación antipolio .
De acuerdo al Dr. Gustavo Lazo, médico pediatra inmunólogo costarricense, se debe redoblarlos esfuerzos para lograr la meta de la erradicación global de esta enfermedad incurable, pero prevenible con la vacunación. Si bien, a nivel mundial, la poliomielitis se ha reducido en un 99,9 % desde 1988, en el 2020 se registraron 1226 casos (de todos los tipos); un aumento de más del 800 % en comparación con los 138 notificados en 2018.
No podemos permitir que la pandemia contra la COVID-19 borre todo lo avanzado para alcanzar un mundo libre de polio y de otras patologías ya controladas. Ninguna persona debería sufrir a causa de una enfermedad prevenible por vacunación.
Dr. Gustavo Lazo, médico pediatra inmunólogo
Hay algunas de las patologías que ya no se encuentran con frecuencia, como en el caso de la poliomielitis, pero sus patógenos continúan circulando en todo el mundo. Recordemos que existen enfermedades infecciosas que atraviesan fronteras con facilidad e infectan a las personas que no están protegidas.
Las vacunas, ¿causan efectos secundarios?
La administración de las vacunas puede estar relacionada a efectos secundarios leves como por ejemplo fiebre, dolor o enrojecimiento en el lugar de la inoculación, no obstante, desaparecerán en pocas horas. De acuerdo a información de la OMS, la probabilidad de sufrir una reacción grave a una vacuna es de uno entre un millón, porque las vacunas se someten a una vigilancia continua para garantizar su inocuidad y detectar posibles efectos adversos, que son infrecuentes.
Tecnología al servicio del mundo
Datos históricos atribuyen la primera vacuna al médico inglés Edward Jenner en 1798, quien descubrió que al utilizar el virus de la viruela de las vacas en los humanos, éstos quedaban inmunizados frente a la viruela humana. Es por eso que el término vacuna proviene del latín vaccinus, que es perteneciente o relativo a las vacas, de vacca (vaca).
Desde esa época a la actualidad los avances científicos basados en la evolución tecnológica han salvado millones de vidas a los largo de los años. Uno de los más destacados es la posibilidad que al fin se logre encontrar una vacuna contra el cáncer, enfermedad que daña el ADN de las células y en respuesta a ese daño se producen dos proteínas llamadas MICA y MICB. En condiciones normales servirían para alertar al sistema inmune, pero el cáncer ha desarrollado la capacidad de cortarlas y diluirlas, lo que le hace invisible ante las defensas del organismo.
Es así que Kai Wucherpfennig, un experto en inmunoterapia del Instituto Dana-Farber de Cáncer, en Boston, ha identificado una molécula que utiliza una novedosa táctica para despojar a los tumores cancerígenos de la invisibilidad.
Gracias a este estudio, el equipo de David Mooney, bioingeniero de la Universidad de Harvard, diseñó una vacuna basada en la molécula identificada por su colega del Dana-Farber que genera anticuerpos contra esas dos proteínas, según publicó diario El País; es así que ambas vuelven a ser capaces de identificar las proteínas, se unen a ellas y destruyen las células tumorales donde están presentes.
Los científicos mostraron que la vacuna es efectiva en varios experimentos con ratones y además observaron que genera una respuesta inmune adecuada en monos. Esta inmunización funciona incluso en casos de tumores avanzados que han causado metástasis en los animales.
Este sería solo un ejemplo de los avances científicos y tecnológicos en torno al desarrollo de las vacunas. Según los cálculos de la OMS, las vacunas infantiles salvan la vida de 4 millones de niños cada año, por eso la vacunación protege a cada persona y a toda su comunidad. Si usted puede vacunarse, hágalo.