Para los niños de origen latinoamericano que viven en Estados Unidos, el acceso incierto a los alimentos hasta los cuatro años de edad eleva casi cuatro veces las probabilidades de desarrollar enfermedad por hígado graso infantil.
Un estudio de la Universidad de California en San Francisco establece que entre el 5 y 10 % de los niños en la nación norteamericana tiene hígado graso no alcohólico, poniendo esta prevalencia a la par que el asma.
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Los casos pediátricos de hígado graso se han elevado en la última década, con millones de niños afectados por una enfermedad marcada por
- Dolor
- Fatiga
- Ictericia (piel amarillenta)
Esto puede conducir a la cirrosis, cáncer y la necesidad de un trasplante del órgano. Los niños y adultos latinos tienen una mayor prevalencia de la enfermedad que los grupos blancos y negros, y la condición es el indicador número uno para un trasplante de hígado en la edad adulta.
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En 2022, el 13,2 % de niños en hogares hispanos tenía un acceso limitado o incierto a alimentos adecuados. Esto fue 9,7 % en 2021.
“Hemos visto estudios en adultos que asocian la inseguridad alimentaria con el hígado graso y la fibrosis del hígado, pero pocos estudios han mirado a los niños”, dijo Sarah Maxwell, pediatra que se especializa en trasplante de hígado a niños en el Hospital de Niños Benioff, de la Universidad de California. “Esto es especialmente importante para los latinos”.
¿Cómo llega a tener hígado graso un niño?
El estudio, que siguió a dos grupos de madres y sus niños entre 2006-2007 y 2010-2013, se publicó en Pediatric Obesity.
- Los niños con sobrepeso y obesidad tienen un más alto riesgo de desarrollar hígado graso a corto plazo, antes de la adolescencia.
- Las comidas de menor calidad nutricional y el mayor consumo de bebidas azucaradas pueden aumentar la grasa en el hígado.
- Los horarios irregulares de alimentación también pueden alterar el metabolismo, aumentar el estrés y la inflamación y deteriorar la relación entre la microbiota y el hígado.
Los médicos conductores del estudio, como Maxwell, creen que los niños deberían ser examinados a edades más tempranas para descartar enfermedad por hígado graso no alcohólico, cuyo nombre oficial es enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD o EHNA).
Esto es, entre los 9 y 11 años para niños con obesidad y entre los 2 y 9 años para aquellos con obesidad severa.
La dieta de los niños de corta edad también debería ser revisada. (I)