Es un deseo natural y propio de esa edad en que la música se convierte en un reflejo y expresión de su identidad: asistir con un grupo de amigos a escuchar en vivo a su artista favorito. Pero tras la cuarentena por el COVID-19 y dependiendo de la edad del menor, es inevitable también que las alarmas y temores por la seguridad de su hijo se disparen en la cabeza de los padres de familia.