Las tres cualidades que ella destaca en el docente pospandemia son:Adaptabilidad: es importante tener mentalidad positiva frente a los desafíos del contexto y dispuesta al cambio, la transformación y aplicación de la tecnología, que vayan de la mano con las técnicas de estudio y el aprender haciendo.Aprendizaje permanente: todo profesional requiere de un constante aprendizaje para poder llegar al estudiante. “En los actuales momentos se están creando espacios personalizados con herramientas tecnológicas y el contenido que necesitan para optimizar su experiencia educativa”.Buen carácter y actitud: esta cualidad es parte de la personalidad de cada individuo, actualmente en el escenario con dificultades en tiempo de pandemia mantener buena actitud y ayudar a estrechar las relaciones interpersonales e interfamiliares en la comunidad educativa.Ha sido una temporada de cambios, dice Andreas Herzog, rector del Colegio Alemán Humboldt de Guayaquil. ¿Cómo continuar sin los alumnos en el aula? Había la opción de trasladarlo todo, tal cual era, a la virtualidad. Pero esto creaba efectos no deseados, como tener a alumnos de preescolar conectados 35 horas a la semana o a un estudiante de bachillerato 40 horas a la semana. “Nos llevó a analizar si era lo más oportuno”.Así, adoptaron el blended learning, una combinación de aprendizaje sincrónico (tiempo de clases) y asincrónico, con la ventaja de que liberaron a los chicos del tiempo frente a las computadoras.Los profesores, por su parte, se capacitaron en el manejo de videoconferencias, la plataforma y otras aplicaciones, y para eso un grupo de docentes asumió la responsabilidad de formar a sus colegas.Y el tercer aspecto fuerte, dice el rector, fue el fortalecimiento del DECE (Consejería Estudiantil). “Queríamos que, a pesar de la distancia, los estudiantes pudieran seguir encontrándose como grupo, desarrollar habilidades sociales y recibir apoyo”.El retorno a la presencialidad fue alternado, formando turnos para estar en el aula y estudiar desde casa. Los profesores se vieron desafiados a mantener la secuencia entre los dos grupos. “Estuvimos muy contentos hasta poco antes de Navidad, en recibir una gran cantidad de alumnos presenciales (voluntarios), bajo estrictas medidas de bioseguridad. Pero también notamos en ellos dificultades socioemocionales. Es importante que puedan estar juntos y compartir; el aprendizaje va de la mano con el entorno social”, dice Herzog.¿Desventajas pandémicas? “Tenemos que trabajar en la motivación de nuestros alumnos, sobre todo en los más pequeños”, menciona Herzog. Y reforzar competencias difíciles de desarrollar en línea, como las clases de idiomas, en las que se evidencia un retroceso. “Debemos seguir trabajando en esto en la presencialidad cuando nos sea posible”.En un recuento de lo positivo, el rol del maestro ha cambiado. Ahora tiene un carácter similar al coaching: asesorar, supervisar y acompañar, sobre todo en las actividades asincrónicas. Es el lado positivo de los dos últimos años, que el colegio quiere atesorar, junto con el modelo de aula invertida, que permite un aprendizaje más flexible.Herzog habla de un perfil de profesor que maneja las rutas de aprendizaje y puede guiar a los alumnos en ellas; maneja las herramientas tecnológicas. No es alguien que traspasa conocimientos, sino que incluye a los jóvenes en el proceso y se convierte en un acompañante. Además, es capaz de darles retroalimentación que los motive a seguir aprendiendo.En 2020, los docentes del Movimiento de Educación Popular y de Promoción Social Fe y Alegría estaban en el segundo ciclo de formaciones para todos los centros del país. “Nos tocó cambiar todo el plan y adaptarlo a la virtualidad”, relata Anthony León, acompañante pedagógico de la regional Sur (Guayas, El Oro y Santa Elena, donde se forman más de 6.000 personas desde educación inicial hasta bachillerato, en doce centros, ocho de ellos en Guayaquil).Fue un reto. Empezó por unificar conocimientos en el uso de algo tan básico para la educación en estos momentos como una computadora, y de ahí pasar al uso de herramientas virtuales, la metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), y con el empujón de la pandemia, juntos dejaron atrás el estilo tradicional de enseñanza, porque ya no se trata de dictar clases.En el ABP, el tema de la clase parte del estudiante, quien analiza una situación o problemática de su contexto e intenta darle solución a través de un proyecto, mientras el educador le proporciona contenidos e insumos que lo ayuden en esta misión. Al final, se expone el resultado ante la comunidad educativa.“A los docentes se les enseñaron herramientas digitales colaborativas para que la clase tenga mucha más participación”, indica León, incorporando estrategias que funcionen aun en el caso de una mala conexión. Los acompañantes pedagógicos se encargaron de la capacitación a los grupos de docentes. “Fue un caminar extenso de asimilar y aplicar. Hoy todos manejan la metodología, así como la cultura y las destrezas de pensamiento y la evaluación formativa”.Entre las destrezas que los profesores han ganado, León resalta la resiliencia. Ya hay reglas claras sobre el trabajo semipresencial y flexibilidad para cambiar de horario cuando toca volver a la virtualidad. “Lo interesante es el respeto y el compromiso de los docentes hacia los estudiantes, la disposición a brindarles lo mejor, de manera virtual o presencial”.León, licenciado en Ciencias de la Educación y especializado en Sistemas, destaca el haber hecho conciencia de la necesidad de la capacitación constante, y no solo en recursos virtuales. Después de todo, los niños y jóvenes están casi un paso por delante de los maestros en este aspecto. Se trata de un cambio integral. “No por volver a lo presencial vamos a regresar a la metodología anterior; todo este tiempo que hemos ganado en formación no puede perderse, porque hemos visto resultados buenos en el pensamiento y la capacidad reflexiva y de expresión de los chicos, que no han dejado decaer su nivel académico, sino que se han motivado”.Finalmente, el profesor, al ser un tipo de cuidador de los alumnos en este tiempo complejo, necesita su propia red de contención, con quien procesar lo ocurrido durante el día o la semana, y hacer su propio proceso de bienestar emocional. (I)","isAccessibleForFree":false,"hasPart":{"@type":"WebPageElement","isAccessibleForFree":"False","cssSelector":".paywall"}}
Guía del profesor pospandemia: estas son sus cualidades imprescindibles
En dos años, el COVID-19 ha cambiado la vida de todos, incluido un ambiente educativo en que los maestros han tenido que desarrollar habilidades especiales.
Cuando fue permitido por las autoridades, el Colegio Politécnico (Copol) dictó clases presenciales, pero siguiendo estrictos protocolos de bioseguridad. Foto: cortesía. Foto: El Universo
El cambio hacia una educación en línea (o híbrida) representó retos para todas las unidades educativas que continuaron con sus actividades en estos tiempos de pandemia. Resulta interesante conocer cómo enfrentaron esos nuevos desafíos en este segundo año lectivo afectado por el COVID-19 y qué lecciones desean compartir con sus colegas, padres de familia y alumnos.