Una buena manera de cuidar de la salud visual de sus niños es incluirlos a ellos en la prevención. Así, por ejemplo, no tendrá que repetir tantas veces: ¡Aléjate de la pantalla!, sino que les habrá enseñado con tiempo a usar responsablemente cualquier aparato electrónico, y sabrán cómo actuar incluso si usted no está con ellos.
La oftalmóloga Courtney Kraus, del Hospital Johns Hopkins, comparte algunas recomendaciones, y la primera es que fomente una dinámica visual con sus hijos desde que son recién nacidos. Lo logrará interactuando con ellos en ambientes con colores de alto contraste, tanto en la decoración como en los juguetes.
Cuando visiten un nuevo lugar, permita y anime a su niño a que enfoque la mirada en las cosas que tiene alrededor, y cuando note que un objeto les interesa, permita que lo vean de todos los ángulos posibles, para ampliar su campo visual.
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Al jugar, estimúlelos con actividades como las escondidas y el ‘veo veo’, pues esto estimula la coordinación ojo-mano en los bebés. Si sus niños ya caminan y van a jugar al aire libre, busque protección para los ojos, de plástico a prueba de roturas (lentes de policarbonato).
Al ver televisión, enséñeles a mantenerse a 60 centímetros de la pantalla, y practiquen juntos hasta que dominen la regla del 20-20, es decir, apartar los ojos de la pantalla cada 20 minutos y mirar a algo distante por al menos 20 segundos.
¿Cómo saber si mi niño tiene problemas visuales?
Además de llevar al niño a sus controles pediátricos, usted puede evaluarlos durante la rutina diaria, dice Fitha Vásquez, cirujana especialista en oftalmología pediátrica y estrabismo de la Clínica Andes Visión.
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- Fíjese en la distancia que necesitan sus niños para hacer las tareas, dibujar o para ver la pantalla de la computadora o la televisión. ¿Tienen que acercarse demasiado?
- Ponga atención a las quejas o comentarios de los niños, y a sus expresiones de no sentirse cómodos al ver a la pizarra o de tener dolores de cabeza frecuentes.
- Esté atento a los siguientes síntomas: mala agudeza visual de lejos o de cerca, visión doble, picazón, ardor, enrojecimiento o parpadeo excesivo.
- Verifique el uso de lentes adecuados. Vázquez recalca que los lentes recomendados para los niños deben ser seguros, aptos para uso en infantes y flexibles. No descuide el tema estético, los lentes deben aportar para la autoestima. Además, deben calzar bien para ser confortables y proveer una visión clara. “Si no resultan cómodos, el niño puede rehusarse a usarlos. La funcionalidad de los lentes y los materiales también influyen, pues la elección correcta del material ayudará a que los niños se sientan a gusto con su accesorio visual”.
- Para sus hijos en edad colegial, sea insistente sobre mantener una correcta postura y trabajar con buena iluminación, y conservar una distancia prudente entre los ojos y los dispositivos como computador o celular. “La recomendación es que esta distancia sea de unos 30 a 40 centímetros”.
- El uso de lágrimas artificiales es recomendable para los estudiantes a partir de los 13 años. Este recurso ayudará a un mejor rendimiento en cualquier actividad que el joven desarrolle.
La doctora Vásquez señala que la edad correcta para fijar horarios de uso y descanso para artefactos electrónicos es desde los cinco años, cuando ya necesitan usarlos por motivos escolares. “Lo más recomendable es que la exposición a este tipo de pantallas no supere las dos horas seguidas”, dice la oftalmóloga. Esto no significa que los más pequeños tengan vía libre. “En cuanto a los niños menores de cinco años, no es recomendable el uso de aparatos electrónicos”.
Además, la doctora Kraus explica que hay ciertas señales que le permitirán detectar posibles problemas de visión.
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- Su niño no muestra interés en los objetos distantes (no le llaman la atención, tal vez porque no logra verlos en detalle).
- Entrecierra los ojos para ver algo o nota que alguno de los ojos se desvía cuando intenta enfocar.
- Gira la cabeza para ver mejor.
- Se acerca los objetos a la cara para observarlos.
- Se frota los ojos con frecuencia.
- Es muy sensible a la luz.
- Tiene poca coordinación ojo-mano.
- No tiene interés en leer.
Acostúmbrese a llevar al niño a controles frecuentes si tiene dudas sobre las distancias para jugar, leer o ver televisión: los profesionales de salud visual, optómetras y oftalmólogos, se lo dirán con mayor precisión.
Si usted o su pediatra sospechan que el niño puede tener un problema de visión, haga una cita con un oftalmólogo y siga sus instrucciones.
Sí hay situaciones de emergencia. Llame al pediatra de su familia si percibe que el niño tiene los ojos rojos, diferentes de lo habitual, lagrimea más que de costumbre, si las pupilas no están alineadas o una de ellas no se mueve o se mueve en dirección opuesta, si nota bizquera después de los 6 meses de edad. Los niños menores de 6 meses pueden bizquear temporalmente, sin consecuencias. Fíjese que las pupilas tengan el mismo tamaño y no hayan cambiado de color.
Los problemas visuales y las dificultades en el aprendizaje
Ser corto de vista o tener estrabismo no causa dificultades de aprendizaje, enfatiza la Academia Americana de Oftalmología. Estas tienen una causa distinta, la manera en que el cerebro procesa lo que ve y oye.
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Los niños también pueden tener cataratas, desde el momento del nacimiento. Esto se descubre durante el chequeo neonatal o las revisiones pediátricas posteriores, y así se evita que haya consecuencias irreversibles.
Las fotografías pueden ayudar a diagnosticar problemas del ojo. La mayoría de las personas muestran un destello rojo debido al flash de la cámara que se refleja en la retina. Un reflejo blanco, amarillo o negro en uno o ambos ojos no es normal, y puede indicar una condición visual.
El daltonismo puede ser difícil de detectar, se nota cuando el niño está aprendiendo los colores. Un síntoma es que la imposibilidad de ver la diferencia entre tonalidades del mismo color, por lo general el verde y el rojo o el azul y el amarillo. (F)