Tras largas discusiones, la decisión está tomada: el niño tendrá su propia tableta. Pero ¿deberá ser un dispositivo nuevo o usado? ¿Es mejor una tableta para adultos o una especialmente diseñada para niños? ¿Y cómo se puede garantizar un uso responsable del aparato?

Se supone que las tabletas infantiles hacen que su uso sea más seguro, por ejemplo, excluyendo ciertas aplicaciones, bloqueando sitios web y configurando con antelación los ajustes de privacidad.

“Son fáciles de usar y sirven sobre todo para jugar”, explica Günther Anfang, experto alemán en educación mediática del Instituto de Educación en Medios de Comunicación de Múnich (JFF).

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Pros y contras de las tabletas diseñadas para niños

Según Anfang, en comparación con los sofisticados dispositivos para adultos, las tabletas suelen ser más baratas. Por otra parte, añade, están peor equipadas técnicamente, es decir, tienen poca memoria y una cámara de calidad inferior.

En toda tableta se pueden activar configuraciones de seguridad y de protección infantil. Los expertos recomiendan además acordar con los niños tiempos de uso del dispositivo. Foto: Rolf Vennenbernd

“Estos dispositivos pueden ser una buena opción para los niños más pequeños, pero, así y todo, no eximen a los padres de la responsabilidad de vigilar lo que hacen sus vástagos y establecer normas”, recomienda Iren Schulz, experta de una iniciativa alemana para la protección de menores en los medios de comunicación. Günther Anfang también enfatiza la importancia de establecer reglas para el uso de los medios.

Una ventaja de las tabletas infantiles es que solo el niño juega con el dispositivo, y los tiempos de uso pueden ser preestablecidos. Sin embargo, según Schulz, las tabletas vienen con aplicaciones o juegos preinstalados que no necesariamente se adaptan a todos los niños y a sus necesidades, por lo que es importante comprobar si el pequeño no se siente abrumado ante tanta oferta.

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Si la decisión recae en una tableta solo para el niño o para su uso en familia, se recomienda utilizar un dispositivo usado de los padres o adquirir un modelo básico barato. “Una tableta usada, pero aún actual, sería la solución ideal”, precisa Schulz.

Según la experta, los modelos demasiado antiguos conllevan el riesgo de que a partir de determinado momento no reciben más actualizaciones. Además, prosigue, si varias personas quieren usar la tableta, debe haber perfiles de usuario separados para los adultos y los niños.

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En cuanto a accesorios útiles, Anfang recomienda fundas robustas y resistentes a los golpes y una lámina protectora para la pantalla: “Las fundas suelen estar diseñadas de forma que los niños puedan sostener mejor el dispositivo”, agrega.

Ajustes de seguridad y control del tiempo de uso

En cada tableta se pueden realizar ajustes de seguridad y control parental en la configuración, así como limitar el tiempo de uso. Según Anfang, también se pueden instalar motores de búsqueda especialmente diseñados para niños y así garantizar un acceso a internet adaptado a los pequeños.

En toda tableta se pueden activar configuraciones de seguridad y de protección infantil. Los expertos recomiendan además acordar con los niños tiempos de uso del dispositivo. Foto: Georg Wendt

Schulz también aconseja utilizar la aplicación Google Family Link. Según el fabricante, esta puede utilizarse para acceder a informes de actividad, controlar la descarga de aplicaciones o bloquear los dispositivos después de un tiempo determinado.

Además, es aconsejable instalar una aplicación de seguridad en los dispositivos Android, por ejemplo, la aplicación de software de filtrado JusProg, que protege a los niños de los contenidos de internet que no son apropiados para su edad. “Sea siempre transparente y discuta todos los pasos con sus hijos, para que estos no piensen que se les quiere prohibir todo”, recomienda Schulz.

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En el apartado Tiempo de Uso, los dispositivos iOS ofrecen la opción de establecer restricciones con un código específicamente asignado para ello. Además, en Safari y en las aplicaciones pueden filtrarse y ocultarse automáticamente contenidos que sean inapropiados. Los padres pueden aprobar o bloquear ellos mismos determinados sitios web, explica Anfang.

“Establezca las normas de uso junto con su hijo”, enfatiza Anfang. La recomendación general para el tiempo de pantalla es: hasta los cinco años, un máximo de 30 minutos al día; entre los seis y los nueve años, una hora. “Más adelante se puede acordar una cuota semanal”, precisa Schulz.

El educador mediático acota que no hay que confiar en las barreras técnicas, y que la comunicación entre padres e hijos es fundamental: “Los padres deben estar siempre atentos a lo que hacen sus hijos con las tabletas y acompañarlos en su uso”. (F)