Nadie puede lucrar de un planeta muerto, por eso tenemos que ayudarlo, conservarlo. Así de claro fue el mensaje que se dio en el seminario ‘El Pacto Verde de la Unión Europea (UE), empresas sostenibles y la estrategia De la Granja a la Mesa’, que se realizó los últimos días de junio de 2021.

En el encuentro participaron un conglomerado de empresarios ecuatorianos y representantes de la delegación de la UE en Ecuador, para analizar el camino de sostenibilidad que muchas empresas nacionales están tomando y darles un “empujón” a las industrias que todavía son reacias al cambio.

De hecho, varias empresas ecuatorianas ya se han preocupado por obtener la certificación carbono neutro, dice Carlos Zaldumbide, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Quito. Para el ejecutivo, todas las industrias deben tomar una posición enérgica frente a la lucha contra el cambio climático y la protección de la biodiversidad.

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“El momento de actuar es hoy, ya que el planeta está en condiciones extremas y depende de cada uno de nosotros apoyar iniciativas que permitan asegurar un futuro para las nuevas generaciones”, indica.

Además, el Pacto Verde europeo que conlleva la intención de Europa de ser carbono neutro a 2050 también está empujando un cambio en las industrias, afirma María Inmaculada Montero, jefa de la Sección Comercial y Económica de la delegación de la Unión Europea en Ecuador.

La especialista afirma que el Pacto Verde apuesta por un crecimiento inclusivo, más verde, digitalizado, aumentando la calidad de vida de las personas, pero cuidando el medioambiente: “Este es un cambio radical en lo que producimos y consumimos que nos ayudará a conservar el planeta”.

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Indica que la UE tiene planes para Ecuador para los próximos siete años y que contiene dos ejes esenciales: apoyo al comercio e inversiones sostenibles (aumento de la calidad y trazabilidad de la oferta exportable, eliminación de los químicos peligrosos en la producción agrícola, promoción de economía circular y cultivos orgánicos) y promoción de proyectos encaminados a mejorar la productividad e innovación (que la economía se apoye menos en la producción de petróleo).

“Nosotros (como Unión Europea) hemos entendido que sin la ayuda de las empresas no podremos lograr nuestros objetivos. La ventaja de Ecuador es que es un país pequeño y homogéneo y donde los cambios son menos complejos de adaptarlos“, agrega Montero.

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Además, añade que la UE espera que el Gobierno ecuatoriano apoye la transición hacia la sostenibilidad fuertemente, ya que el país tiene “todo” para ser considerado un modelo a seguir en este tema. “Las empresas que se lancen a una economía verde deben ser apoyadas y tener disponibilidad de fondos privados y públicos (créditos). La pregunta es ¿Ecuador se toma en serio todo esto?”, afirma.

El bloque europeo también impulsa la estrategia De la Granja a la Mesa, que busca establecer un sistema alimentario saludable y respetuoso con el medioambiente.

Hay varias empresas ecuatorianas que ya apuestan por la sostenibilidad en sus procesos de producción y no solo por mayor competitividad, sino por el interés que hay de cuidar el planeta y, además, tener sistemas resilientes capaces de enfrentar crisis como la ambiental y asegurar la soberanía alimentaria de los seres humanos.

Por ejemplo, la empresa Moderna Alimentos ha invertido en una central hidroeléctrica propia de 1,65 megavatios, ubicada en su planta de producción en Cayambe, que genera el 100 % de la electricidad utilizada en el pastificio, reduciendo su huella de carbono y el consumo de energía del Sistema Nacional Interconectado.

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“Hemos ratificado el compromiso con la sostenibilidad, manteniendo procesos de producción limpia, entre ellos la autogeneración de la electricidad que consumimos en nuestra planta en Cayambe, la cual representa el 27 % del consumo total de la empresa, generando grandes beneficios para el planeta y el país”, señala Mariela Gómez, directora de Asuntos Corporativos de Moderna.

En tanto, el concepto de sostenibilidad también ha llegado al sector bananero cuyo producto, junto con el camarón, tiene un gran peso en la generación de divisas para el país. La organización WWF-Ecuador afirma que actualmente varias bananeras nacionales combinan la plantación del banano con el cuidado y conservación de sus espacios naturales.

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En el marco del proyecto Producción de Banano Ambiental y Socialmente Compatible en fincas bananeras del país, impulsado por la organización ambiental, se busca promover la producción sostenible de banano. Con la iniciativa implementó el plan piloto de Monitoreo de Biodiversidad Participativo en cuatro fincas de la empresa Dole: Elba, Lola, María José y Banaloli.

En este monitoreo se utilizó la herramienta iNaturalist como plataforma de ciencia ciudadana, en donde se busca la intervención participativa de todos los miembros de la comunidad. Así, tanto trabajadores como habitantes de la localidad pudieron registrar con fotografías las especies que viven en un territorio delimitado, aportando al proceso de recolección y procesamiento de datos para la conservación, convirtiéndose en monitores de biodiversidad.

Estos factores son importantes al promover una producción sostenible de banano, al fortalecer la interiorización de la relación entre las actividades humanas y la conservación y generar información para fomentar principios productivos basados en la ecología”, menciona Victoria Mena, oficial de biocomercio y mercados de WWF-Ecuador.

Varias bananeras de Ecuador están adoptando procesos sostenibles. Foto: Cortesía WWF-Ecuador

Al momento se cuenta con más de 2.000 observaciones y más de 200 especies identificada, como osos perezosos, serpientes y una amplia lista de anfibios y reptiles, en la aplicación iNaturalist. Mientras que el registro de cámaras trampa ha identificado la existencia de tigrillos, nutrias, hurones, osos hormigueros y guantas en los ecosistemas terrestres (parches de bosques) y las zonas de vegetación aledañas a los ecosistemas acuáticos (ríos y esteros) en las plantaciones de banano.

“La cantidad de observaciones y especies identificadas nos motiva a seguir trabajando por el manejo sostenible de fincas productivas, pero también a trabajar cada vez más en un enfoque de paisaje que ayude con temas como la conectividad y la protección de cuencas hídricas”. menciona Mena.

Con el Monitoreo de Biodiversidad Participativo implementado en fincas bananeras se han registrado especies como tigrillos. Foto: Cortesía WWWF-Ecuador

Otro de los sectores productivos importantes del país que también ha empezado a impulsar la sostenibilidad es el pesquero. Entre el 23 y 24 de junio pasado se celebró la Sexta Reunión de la Alianza Latinoamericana para la Pesca Sustentable y la Seguridad Alimentaria (Alpescas), de la cual la Cámara Nacional de Pesquería de Ecuador forma parte desde 2018, y que reúne a los gremios de pesca industrial de Argentina, Uruguay, Brasil, México, Costa Rica, El Salvador, Colombia, Ecuador, Perú y Chile.

En el marco de esta reunión se firmó un acuerdo con el objetivo de poner en marcha la iniciativa Segunda Vida, la cual busca recolectar y aprovechar redes y aparejos de pesca en desuso, reciclables para generar nuevos productos, aportando a la descontaminación de los mares.

Con la iniciativa se pretende proteger los océanos de redes fantasma, reducir la huella de carbono asociado al uso de esta materia prima, generar nuevos productos con valor agregado y aportar a los cumplimientos de los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, que tienen relación con fomentar una industria innovadora, producción y consumo responsable, desarrollar acciones por el clima y velar por la vida submarina, respectivamente.

(La sostenibilidad y la economía circular) son una nueva mirada de la economía mundial que llegó para quedarse y nos permitirá decir con mucha fuerza que estamos a bordo del cuidado del medioambiente, de los recursos pesqueros y del planeta”, indica Osciel Velásquez, presidente de Alpescas.

Sorbetes biodegradables ecuatorianos se distribuyen en los parques de diversiones más famosos de EE. UU.

A través del Comité de Economía Circular y la buena experiencia en algunos países miembros, las asociaciones y cámaras de pesca de Argentina, Uruguay, Brasil, México, Costa Rica, El Salvador, Colombia, Ecuador, Perú y Chile se comprometen a recuperar redes y aparejos de pesca para su reciclaje, estableciendo como primera meta la recuperación de 1.500 toneladas de redes y aparejos de pesca.

Aunque la UE ha felicitado la mejora en los sistemas de pesquerías, también ha resaltado la importancia de optimizar los controles en todos los mercados pesqueros e impulsar “decididamente” la bioeconomía y la economía azul. Además, países como Ecuador deben solucionar el problema de la tarjeta amarilla en el sector pesquero para que su acceso a mercados no esté en riesgo.

Comercio justo debe ser reestructurado

Santiago Peralta, de la empresa Pacari, estuvo presente en el conservatorio organizado por la UE y está a favor de reestructurar el llamado comercio justo, que busca premiar a las empresas con mejores sistemas de producción. Indicó que mientras no se eduque al consumidor será difícil conseguir realmente un comercio justo.

“En tema de cacao, el comercio justo tiene un premio del 5 %, entendiendo que el 85 % de las personas que venden cacao en el mundo viven con menos de $ 25 mensualmente por familia. Tenemos 50 años hablando del comercio justo, pero no veo a Ghana o Costa de Marfil (los mayores exportadores de cacao) dejar a los 200.000 niños esclavizados (en la producción de cacao). Hay que reestructurar y mucho que hacer en este tema. ¿Cómo compites si los precios los pone la bolsa y el comercio justo solo pone esa lagrimita encima (5 %) mientras el 80 % del valor agregado se queda en países ricos? En el mundo del cacao el comercio justo es un fraude enorme”, señaló. (I)