Dejar a un pez dorado suelto en aguas silvestres no es un simple salto a la libertad; tiene consecuencias serias, y estos ejemplares supercrecidos del pez nativo del Este de Asia son una muestra.

Alguna vez fueron mascotas, pero fueron liberados en estanques de aguas pluviales (artificiales) en Canadá, y ahora son un problema gigante. La especie es capaz de seguir creciendo a lo largo de toda su vida, especialmente si las condiciones le favorecen.

Es un mito que el pez dorado solo crece a la medida de su pecera. Es que el espacio tan pequeño causa estrés en el animal, y detiene su crecimiento, pues esta criatura es capaz de liberar hormonas para regular su talla. Pero en espacios abiertos y con alimento suficiente, como en las aguas canadienses, no tiene razón para controlarse.

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Científicos de Pesca y Océanos, de Canadá, han estado rastreando los movimientos del pez dorado invasivo durante varios meses, usando un dispositivo que emite sonidos una vez que se fija al vientre del pez.

La organización de Pesca y Océanos de Canadá recalca la importancia de nunca abandonar una mascota, peor en un entorno silvestre. Foto: STEPHEN BEATTY (MURDOCH UNIVERSITY)

En octubre de 2021, el profesor de biología Nick Mandrak, de la Universidad de Toronto Scarborough descubrió más de 20.000 peces dorados viviendo en un estanque artificial en las afueras de Ontario, un ambiente extremo, con aguas poco profundas, niveles de oxígeno muy bajos y temperaturas mayores a los 30 °C en verano.

Pues bien, allí sobreviven los peces dorados, y reproduciéndose muy a prisa.

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Esto preocupa a los investigadores. A medida que los niveles de oxígeno en el agua caen debido al cambio climático, estos peces tendrán una ventaja sobre otras especies nativas, y en algún momento podrían convertirse en una monocultura. “¿Estamos creando superinvasores?”, se pregunta Mandrak.

  • A diferencia de otros peces, el dorado puede sobrevivir en aguas contaminadas con el alga verdeazul tóxica, e incluso se piensa que la ayuda a multiplicarse.
  • Además, los peces dorados son voraces. Una gran escuela de ellos puede destruir rápidamente hábitats acuáticos, arrasando con las plantas.
  • Han proliferado también en el puerto de Hamilton (lago Ontario), e invadido sitios de desove de especies nativas como el lucio europeo, enturbiando las aguas con sus desechos.
  • Además, al comer, remueven el sedimento, reduciendo los niveles de luz solar que las plantas acuáticas necesitan para crecer.

El mayor temor de los científicos es que en el futuro lleguen hasta los Grandes Lagos —Superior, Míchigan, Hurón, Erie y Ontario, en la frontera entre Canadá y Estados Unidos—, si sus números no son reducidos. (I)