Ese brillo peculiar de las luciérnagas ha sido admirado por varias generaciones, adultos que hoy recuerdan con nostalgia el correteo por querer alcanzar una de ellas y descubrir esa magia que ilumina las noches. Sin embargo, los niños de ahora es probable que nunca las hayan visto porque enfrentan una amenaza, según los científicos.
La pérdida de sus hábitats naturales, el uso de pesticidas y la luz artificial ponen en peligro de extinción a algunas de las aproximadamente 2.000 especies. En su investigación publicada en la revista Bioscience, Sara Lewis, profesora de biología en la Universidad de Tufts, explica que la pérdida de hábitat está conduciendo a la disminución de muchas especies de vida silvestre y algunas luciérnagas sufren porque necesitan ciertas condiciones ambientales para completar su ciclo de vida.
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Como ejemplo menciona a la luciérnaga de Malasia (Pteroptyx tener), famosa por sus exhibiciones intermitentes sincronizadas, que necesita manglares y las plantas que contienen para reproducirse, pero los manglares se han convertido en plantaciones de aceite de palma y granjas acuícolas.
Otro descubrimiento fue que el uso de luz artificial por la noche (luces de la calle y vallas publicitarias, resplandor del cielo por la luz urbana), algo que ha crecido exponencialmente durante el siglo pasado, es la segunda amenaza más grave para estos pequeños insectos. “Además de alterar los biorritmos naturales, incluido el nuestro, la contaminación lumínica realmente arruina los rituales de apareamiento de las luciérnagas”, enfatizó el coautor del estudio, Avalon Owens.
¿Por qué brillan? Muchas luciérnagas dependen de la bioluminiscencia (reacciones químicas dentro de sus cuerpos que les permiten encenderse) para encontrar y atraer parejas, y demasiada luz artificial puede interferir con este cortejo.
Los autores del estudio, afiliados al Grupo de Especialistas de la Unión Internacional para la Conservación de las Luciérnagas, encuestaron a 350 miembros de la Red Internacional Luciernagistas para catalogar las amenazas que enfrenta el insecto. Dave Goulson, profesor de biología de la Universidad de Sussex en el Reino Unido, consideró la pérdida de hábitat como el factor más importante, con los pesticidas como una preocupación secundaria.
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Con este panorama, los científicos dan algunos consejos para cuidar el ecosistema y que las luciérnagas sigan brillando en la naturaleza, donde con su luz crean mágicos momentos. La conciencia ambiental es lo más importante.
- Dejar restos de madera y hojarasca en el jardín, pues en la mayoría de su fase de metamorfosis (huevos, larvas, pupas y adultos), las luciérnagas viven bajo bajo tierra o en suelos húmedos, donde pueden alimentarse de lombrices.
- Plantar arbustos y árboles autóctonos, y dejar que la hierba crezca mucho. Esto ayudará al suelo a retener la humedad que tanto gusta a las luciérnagas.
Y tú, ¿has visto una luciérnaga últimamente? (I)