Los caballos de Przewalski, considerados extintos en estado silvestre en la década de 1970, y recuperados a través de un programa de reproducción en cautividad, viven en las estepas de Asia y Europa, incluyendo una colonia creciente en un lugar que nadie esperaba: Chernóbil.

Las autoridades ucranianas han dicho que el área no estará apta para habitantes humanos por otros 24.000 años, después del desastre nuclear de 1986 que obligó a evacuar a 350.000 personas.

Las especies silvestres del bosque tal vez lo saben. Hoy Chernóbil es motivo de sorpresa, ya que se está convirtiendo en una reserva natural donde especies en peligro reaparecen. ¿Cuáles, además del caballo de Przewalski?

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  • En Ucrania se ha visto al oso pardo, la cigüeña negra, al lince eurasiático y el bisonte europeo, que es el mamífero terrestre más grande de Europa, y una especie vulnerable.
  • En la zona de exclusión que corresponde a Bielorrusia, las poblaciones de jabalí, alce y corzo se multiplicaron en la década posterior al desastre.
  • Los lobos también han visto mejorar las condiciones para su supervivencia.
  • Las autoridades ucranianas y bielorrusas reportan cientos de especies de plantas, incluyendo 60 especies raras.

¿Por qué para los humanos sigue siendo peligroso? La respuesta apunta a que, si bien los animales están consiguiendo su alimento de alguna manera, para las personas sería imposible.

No se sabe si los animales están saludables o tienen algún efecto de la contaminación. Los científicos al momento no pueden intervenir para saberlo. Pero las plantas que componen las cosechas principales para los humanos sí han sido objeto de estudio.

El trigo, la cebada, la avena y el centeno que crecen cerca en los alrededores de Chernóbil están aún altamente contaminados, con niveles de isótopos radiactivos que harían ilegal su cosecha, informaron la Universidad de Exeter y el Instituto Ucraniano de Radiología Agrícola.

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La carga de radiación es (para la vida silvestre) poco severa en comparación con los beneficios de que los humanos hayan dejado el área”, resume el experto en bioquímica Stuart Thompson. “Hay más vida que antes”. (I)